Félix tiene una personalidad arrolladora “soy el puto amo, el que reparte y corta, sencillamente”. Carlos Sobera ha bromeado sobre su fobia a los tatuajes porque lleva gran parte del cuerpo tatuado. Está jubilado y asegura que lo ha pasado muy mal, pero que por eso está aquí con esa juventud. Lleva tres años soltera y le gustaría encontrar a una mujer morena, bajita y que esté bien. Nunca se ha enamorado.
Mª Ángeles, su cita, es una mujer tímida, aunque no lo parezca y muy sensible. Ha entrado en el restaurante como un auténtico huracán y tras abrazar a Carlos Sobera es ha ido directa a por Matías, quién le ha recordado que Félix la estaba esperando. Ella ha reaccionado muy bien y le ha dedicado muchas atenciones al conocerla. Ella es de Valencia y al saber que Félix había nacido en Valladolid, le ha dicho que no tenía ni idea de dónde estaba.
A Mª Ángeles le gustan los tatuajes, pero no en la cara. Eso de Félix le ha sorprendido, pero no le ha importado demasiado porque le ha visto que “tiene algo, es muy atractivo”. Él nos ha confesado que al verla no ha pensado nada, no era lo que esperaba, pero tampoco le ha parecido mal “me ha sorprendido”.
Con la excusa de que no veía la carta, Félix ha animado a Mª Ángeles a ponerse las gafas y le ha dicho que él en el gimnasio no las lleva y no ve bien. Ella se ha alegrado de saber que era entrenador personal porque a ella también le gusta mucho cuidarse. Le ha contado que se había quedado viuda hacía poquito y que todavía tenía un poco de tristeza, pero sabía que tenía que seguir adelante y ser feliz.
A pesar de echar de menos tener una pareja, Félix le ha dicho que ha aprendido a estar solo y que los hombres también pueden estar sin sexo. Además, le ha dicho que él no cree en los roles establecidos y que no quiere a una mujer que le ponga la mesa. Los dos han congeniado muy bien y se iban sorprendiendo por momentos. El tema de los tatuajes ha salido y él le ha dicho que solo le faltaba la espalda, y que sí, que los de la cabeza duelen muchísimo.
La soltera le ha dicho que le encantaban las salsas fuertes y él le ha confesado que venía de madre cocinera y que no se le daba mal el tema. “Haces buenas comiditas, entonces”, le ha dicho ella estallando de la risa y encontrándose con que a Félix le gustaba hacer las cosas despacito y con muchos preliminares.
En el momento de la verdad, Mª Ángeles le ha confesado que jamás se hubiera fijado en un hombre con la cara tatuada por la calle, pero que a él no le iba a poner ningún pero y que sí, que quería repetir el encuentro.