Pablo se ha presentado como un tipo que cambió su vida en Madrid tras una ruptura sentimental y la muerte de su gato, y que ahora se dedica a surfear en Lanzarote “hasta las tres estoy surfeando, nadie me toca los huevos”. Eso sí, asegura que se entrega al máximo en las relaciones “soy un unicornio, puro amor”.
Le ha gustado que Leyla, su cita, también fuera canaria porque nunca había conocido a ninguna y la cita ha comenzado, como no podía ser de otra manera, hablando del mar “la mar todo lo cura”. Ella ha querido saber si él practicaba algún deporte acuático y al saber que sí, su cara ha cambiado porque ella solo ha conseguido ponerse una vez de pie sobre la tabla, pero le apasiona ese mundo.
Ella le ha contado que es tripulante en un ferry y que le encanta el mar, pero él, aunque es un experto surfista, le ha confesado que se marea mucho en los barcos. Leyla se ha reído y le ha dicho que no se preocupara que ella iba a terminar con sus mareos porque si no le funciona la biodramina, le pone a “chupar limón”, que es buenísimo para el mareo.
Leyla ha sentido que Pablo era un poco tímido para su gusto, pero le ha gustado su rollo y ha querido saber qué escondían esos ojos verdes azulados. No sabemos si en Lanzarote o Tenerife, pero van a repetir.