Raquel es una apasionada de la moda, pero no puede ir de compras tanto como le gustaría. Define su forma de vestir como elegante o pija. Le gustaría conocer a un hombre comunicativo y deportista, pero es imprescindible que tenga los ojos claros “si no los tiene, no hay nada que hacer”.
Jesús, su cita, se siente el infiltrado de su grupo de amigos porque es el único soltero y le gustaría encontrar a una pareja. Al verle, la cara de Raquel ha cambiado y le ha dicho a Matías que no le gustaba, le ha visto muy moreno “y tan regordito”. Él, sin embargo, ha visto a una mujer “con todo bien puesto” y le ha costado mucho trabajo mantenerle la mirada “somos hombres, se nos va la mirada… de pecho, de la 120 no creo que baje y la copa C o D”.
En la mesa, Jesús ha querido saber qué le gustaba hacer a Raquel y ella le ha contado que le gustaba escuchar podcast, salir con sus amigas e ir al gimnasio. La única afición de Jesús es pasar su tiempo libre con sus amigos y a ella le ha parecido bien, pero también “una perdida de tiempo” porque se está perdiendo otras cosas que pueden alimentar a la persona.
Raquel no quería tontear con Jesús porque no le había gustado físicamente y ha querido saber qué físico buscaba él para lanzarle alguna indirecta. El soltero le ha dicho que él se fija en otras cosas más que en el físico y ella no le ha creído, pero sí le ha dicho que ella si un hombre no tiene los ojos claros, no tiene nada que hacer.
Jesús no lo ha visto un problema porque sus ojos son tirando a verdes y si se tiene que poner unas lentillas se las pone. El soltero ha querido saber qué más requisitos tenía y al saber que le gustaban altos, ha sentido que pasaba el corte.
El soltero no estaba pillando las indirectas de su cita y ella tampoco ha insistido mucho porque le ha dicho que era un tipo educado, amable y le ha llegado a decir “estoy muy a gusto contigo”.
Jesús ha dicho que sí a una segunda cita con Raquel y se ha sorprendido cuando ella le ha dicho que quería tener una segunda cita solo como amigos porque su físico no le gustaba. El soltero se ha sorprendido “no me lo esperaba, no lo he pillado”.