Aída es matrona y adora su trabajo. Solo ha tenido una relación sentimental en su vida, de muchos años, y tiene dos hijos en común. Asegura que enamorarse de nuevo está difícil, ya que “el mercado está regular”.
“Soy exigente. Me gusta que todo esté perfecto y controlado”, declara ella, que asegura que busca un chico con barba, que sea interesante, con conversación y que quiera compartir aficiones con ella.
En el restaurante de Carlos Sobera ha cenado con Cristian, un chico de 37 años que se considera bastante generoso. A él le ha gustado mucho Aída nada más verla. Sin embargo, ella ha afirmado que no se giraría si lo viera por la calle.
Cuando él le ha preguntado si encajaba en su tipo de hombre, ella se ha mostrado muy directa: “Lo pedí más alto, pero he llegado a un punto de mi vida en el que el físico es algo que se va. Te das cuenta de que no es lo más importante”, asegura.
Pese a que el chico no cumplía ese requisito, ella ha tenido claro que quería seguir conociéndolo y ha dicho que sí en la decisión final: “No me importa que mida menos, lo pasamos por alto”, ha asegurado la matrona: “Tendría una segunda cita porque creo que podríamos cuadrar”, ha añadido ella.