Gabriela tiene la sensación de que los hombres la tienen miedo “me huelen que busco desesperadamente una relación”. Ha tenido una vida bastante complicada y ha estado viviendo en una casa de acogida “mi madre no era mi madre, era más mi hija y me he vuelto fría con las personas”. Nunca se ha enamorado y busca sanar las carencias afectivas que ha tenido con una relación.
José, su cita, se fija en el físico de las personas y a partir de ahí, conocer el interior. Al verle, Gabriela ha visto a su prototipo de chico “me ha gustado”. Los dos son de la Comunidad de Madrid, pero viven lejitos. Él al entrar no ha tenido la sensación de “qué escándalo de chica” y ha comenzado la cita sin demasiada ilusión.
El soltero se ha interesado por el pasado sentimental de su cita y Gabriela le ha dicho que no habían terminado de cuajar sus relaciones, y él le ha contado que había tenido una relación de 15 años, pero que ahora estaba en el mejor momento de su vida “esto es un reto para mí”. Le ha confesado que de lunes a viernes se cuidaba, pero que estaba saliendo demasiado. Ella le ha dicho que no iba al gimnasio y que era una chica curvilínea y que no se privaba de nada.
Gabriela quería saber si le había gustado y ha querido saber qué le había parecido, y él ha mentido “muy guapa”. También le ha preguntado por el horóscopo y al ver que él no creía demasiado, le ha dicho que ella sí lo hacía. Al ver que tenia las uñas decoradas, ha querido saber si era un metrosexual y él le ha dicho que no, pero que le gustaba cuidarse y sí, va depilado hasta “en la zona perianal”.
A la soltera le ha entrado la risa, le ha dicho que ella también era muy coqueta y que lo que menos le gustaba de su cuerpo eran los pies, algo que alguna vez se ha comido “Algún pie me ha comido, recién duchado ni tan mal”.
Gabriela le ha dicho que era muy intensa en el amor y él ha tenido claro que la intensidad no era buena. Ella quieres ser madre y le ha gustado que él también quisiera ser padre joven, y que ya supiera lo que quería en la vida. Los dos han descubierto que tenían cosas en común y estaban cómodos, pero él no lo estaba viendo todo de color de rosa.
En el momento de la cuenta, Gabriela le ha dicho qué como lo hacían y él le ha dicho que pagaban a medias. Al querer saber quién pagaría en la segunda cita, José le ha respondido con un “ya veremos” y ella ya ha tenido claro que no iba a repetir. Ella ha sido sincera y le ha dicho que sí repetiría, y le ha sentado fatal que él dijera que no se había impresionado al verla.
Gabriela, muy enfadada, le ha dicho que preferiría que la hubiera dicho la verdad cuando le ha preguntado qué si le gustaba y que ella no era una modelo, pero que tenía un cuerpazo y que podía conseguir al hombre que quisiera. José no sabía dónde meterse y le ha ofrecido una amistad, pero ella estaba segura de que ni una amistad iba a durar entre ellos.