Pepa es una mujer divertida, activa y con un poquito de mala leche. Se ha puesto guapetona para encontrar el amor en ‘First Dates’ y cuando ha tenido al lado a Carlos Sobera, no ha perdido la oportunidad “Podrías ser mi cita, escúchame, pivonaco que te llevas”. Matías la ha seguido el juego el presentador se ha sentido halagado “Me pareces una mujer extraordinaria en apariencia, luego habría que rascar”.
Dispuesto a conocer más a Pepa, Sobera ha querido saber cómo era y ha descubierto que es una mujer disfrutona a la que le gusta reír, la playa, el senderismo “me he subido el Mulhacén dos veces”. Solo ha tenido una pareja estable que duró 6 años y ahora lleva sola 25 años. Carlos Sobera se ha sorprendido y ella le ha soltado un “levántame la ceja”.
Carlos, su cita, se define como un tipo normal, honesto, cariñoso y a la que le gustan hacer feliz a la persona con la que está. Al verle, Pepa ha asegurado que no le había gustado nada “yo me veo una chica y a él le veo un señor”. Ella a él sí le ha gustado mucho “me ha impresionado” y de golpe le ha contado todo lo que le gustaba.
Han comenzado la cita hablando de sus profesiones. Carlos le ha contado que él era ingeniero y que trabajaba en mantenimiento eléctrico, y ella le ha dicho que era enfermera de urgencias y han coincidido en que a los dos les gustaba hacer muchas cosas, pero Pepa estaba convencida de que no le pegaba nada “me dan ganas de decirle que si se ha cambiado el pañal”.
A Carlos le gusta el bricolaje y Pepa le ha dicho que ahí podrían tener un pique “toda la electricidad de mi casa la puse yo y todos los sofás, los he tapizado yo”. Ella ha querido saber qué le había parecido y él le ha dicho que muy bien “eres muy guapa”.
Pepa ha querido saber si su cita sabía cocinar y ella le ha dicho que era una cocinera chachi piruli, pero que no comía carne. Carlos estaba muy serio y ella ha sentido que estaba muy para dentro “¿No te gusta hacer el cabra?”.
La soltera le ha dejado claro a su cita que a ella no le gustaban las relaciones de convivencia y Carlos se ha llevado un buen chasco. Ha querido saber qué le había parecido y ella le ha dicho que era un hombre extraordinario, pero ella buscaba a alguien con quien “se me caigan las bragas cuando le vea”.
Los dos han tenido claro que la cena se pagaba a medias y se han dado un “no” mutuo a una segunda cita como pareja.