Gabriel es muy payasete y le encanta el cachondeo y pasarlo bien. Ha sido bailarín de flamenco toda la vida y ahora trabaja en una asociación con niñas “con capacidades especiales”. Busca algo apañaete en el amor y confiesa ser un maniático del orden y la limpieza.
Juan, su cita, tiene muy poca vergüenza “el día que la enseñaron en el colegio, yo falté”. Le gustan mucho los animales, pero ahora no tiene “estoy de luto por mi gata que se llamaba Putilla”. Al conocer a Gabriel ha comenzado a hablar de sus lugares de origen y Gabriel le ha visto como un tipo atractivo y con buen cuerpo.
Con las cartas en la mano, Juan le ha confesado a Gabriel que tenía un problema porque tenía mucha hambre, pero se había olvidado las gafas y no veía lo que ponía en la carta. Entre risas, Gabriel le ha respondido con un “Qué te crees que me pasa a mí, estoy esperando a que tú me la leas”. Los dos han comenzado a reírse sin parar, pero no mentían, ninguno de los dos leía el contenido de la carta “no es que no vea, es que queda más romántico que tú me lo digas”. De hecho, uno de ellos ha sentido que la carta estaba en inglés. No sabían qué pedir, pero han descubierto que los dos tenían un humor muy similar.
Gabriel le ha contado que él era un tipo de relaciones largas y que había tenido tres, pero que se habían terminado por toxicidad. Juan ha tenido dos relaciones largas, pero las dos acabaron fatal y se ha tirado más de 10 años sin catar varón. Le ha contado que tras cuatro años y medio se enteró de que su pareja estaba casado “con un coche compartido y una cuenta corriente en común”, y que el segundo también mantenía una relación paralela con una mujer.
También le ha contado que tenía dos trabajados porque lo que quería era comprarse una casita de madera en el campo. Respecto al motivo que les mantenía solteros, Juan le ha dicho que tenía “un carácter de mierda” y Gabriel le ha soltado un “porque me da la gana”. En el momento de la cuenta, Juan ha querido saber si su cita era un caballero y se ha llevado un buen chasco “sí, pero no para pagarte la cuenta”.
Juan ha sentido que su cita era muy agarrado y ha querido darle una guantá sin manos “te voy a invitar yo”. Juan ha demostrado en varias ocasiones que se pone muy flamenco, pero entre risas, Gabriel le ha dicho que se había robado el dinero de la cena y ni se había enterado. Los dos se lo han pasado muy bien y quieren repetir.