Naia ha venido a ‘First Dates’ con cero nervios porque venía a pasárselo bien y que asegura tener don de gentes y mucha facilidad para relacionarse con los demás. Se ha definido como “una chica muy normal, nada especial y con fantasía en el pelo como dice la Mónica Naranjo”. Cada día tiene una pasión diferente y es una chica diferente “polifacética para todo”. Es bisexual y tuvo una relación con una chica que no terminó bien, y se quedó un poco plof.
Alejandro, su cita, dedica casi todo su tiempo al mundo del arte ya sean exposiciones y la música, tiene un grupo que se llama Caramelo Raro. Al saber que su cita era de Barcelona, Alejandro ha sentido que estaba muy lejos y le ha dicho que él era de “tierras charras, salmantino a tope”, pero a Naia la ha costado entender que era de Salamanca.
La joven ha querido saber qué había en Salamanca y el soltero le ha dicho que mucho estudiante. Él está estudiando Historia del Arte y su cita le ha dicho que ella hacía Bellas Artes, la cita ha comenzado con mucha fluidez.
Ya en la mesa, Alejandro le ha contado que tenía 21 años, que estaba en cuarto de carrera y que le gustaba mucho la música de Katmandú. Naia le ha dicho que ella de geografía muy poco, pero él no parece que mucho más “¿Katmandú está en África?”. Le ha contado que le da al rock, pero que en su grupito también se podían cantar algo de pop. Ella le ha confesado que su personalidad era un poco Hannah Montana.
Naia le ha confesado que no le gustaba mucho el cine, pero que sí le molaba el rollo del anime y él ha tenido claro que era otaku, eso sí “me ducho, me ducho”. Alejandro lo ha dudado y ella se ha molestado “Pero bueno, gentuza”.
La soltera ha intentado contener su verborrea y le ha confesado a su cita que la llamaban la monologuista. Le ha contado que ella hablaba con todo el mundo y que muchas veces las cosas no le salen bien. Él ha intentado disimular, pero sentía que la conversación no estaba equilibrada “habla demasiado”.
La soltera le ha dicho que le decía que se le daba muy bien la interpretación y le ha contado que una vez estaba en el metro, se soltó de la mano de su madre y se asustó mucho, pero que luego cogió otra mano y era de “Julia Roberts”. Alejandro ha alucinado y le ha dicho que eso sonaba a fantasía, ella ha sentido que no la estaba creyendo, pero al final le ha dicho que se lo acababa de inventar.
Alejandro valora mucho la calma y la estabilidad emocional, y ha sentido que igual con Naia no la iba a tener. Ella también le ha explicado que podían estarse horas hablando de fiesta, pero que ambos habían sabido al verse que no iban a llegar a ningún sitio.