Raúl es “un partidazo”, es un chico bien, que viste bonita y que tiene su trabajo estable. En el amor no lo ha ido muy bien, considera que el amor es una empresa que empieza con una entrevista y luego hay que ver para dónde van los caminos. Para él es importante la edad y los ideales de futuro de su pareja. Le gusta mucho su trabajo de informático, el deporte, la naturaleza y hacer postres.
Clara, su cita, es virgen y no tiene ningún problema en decirlo porque para ella es algo importante y no lo va a hacer con el primero que pase. Al verla, Raúl ha visto a una chica muy guapa y con un mono que le sentaba fenomenal. Ella también ha visto a un chico al que “cambiaría algunas cosas”, pero mono.
Raúl ha comenzado la cena confesándole a su cita que era todo un cocinero y a ella le ha encantado “es un chollazo”. Le ha contado que era feliz en su trabajo y que entre sus pasiones estaba el cine, afición que comparte con Clara.
El soltero ha querido saber cómo le gustaban las relaciones a su cita y Sara le ha explicado que era nueva en el tema. Raúl no se ha sorprendido porque él es un poco igual en ese aspecto e incluso, le ha gustado que su cita fuera virgen. También han hablado de sus planes de futuro y los dos han coincidido en que les gustaría formar una familia y tener hijos.
En el fotomatón, la suerte ha querido que se dieran un beso de pasión y a Sara le ha entrado las siete cosas. Quería hacerlo y Raúl estaba deseando besarla, pero no se ha besado con muchos chicos y le ha entrado un ataque de risa “Me da vergüenza”. Raúl ha conseguido tomar las riendas de la situación y han culminado la cita con un beso, un “sí” a seguirse conociendo.