Miguel está acostumbrado a que la gente se sorprenda al comprobar que un tipo tan grande y serio, sea tan cariñoso y detallista con sus parejas. Según le ha contado a Laura Boado está estudiando magisterio de primaria y trabaja de camarero para sacarse un dinerillo. No quiere ser profesor por vocación y sí por “frustración”, asegura que a él le dejaron de lado porque era un niño travieso y quiere que eso no vuelva a pasar.
Juega al fútbol y al rugby, y busca a una chica atrevida y divertida, que también haga muchas cosas. Es un tipo fácil de contentar “no necesito que me bajen la luna”, pero sí le gustaría que fuera una chica alta.
Marta, su cita, es una chica muy impulsiva, divertida y a la que le encanta conocer a mucha gente. Su sueño es tener su propia clínica de psicología. Al verlos juntos, Matías ha sentido que eran una pareja de altura y él ha pensado que era “una modelo de portada”, de hecho, se ha puesto muy nervioso. Los dos han comenzado a hablar sin parar.
Los jóvenes se han gustado y la conversación ha fluido desde el primer momento. Marta ha querido saber si Miguel hacía deporte y ha alucinado al saber que practicaba muchas modalidades. Ella le ha contado que estudiaba psicología, la segunda carrera que quiere hacer él y que trabajaba de modelo. Marta le ha contado que le gustaban los planes tranquilos, pero que también era muy feliz probando y haciendo cosas nuevas, y muy variadas. Algo que a él le ha encantado “yo soy igual”.
Míchel le ha contado que trabajaba de camarero cuando no estaba estudiando o trabajando y ella ha sentido que debía de ligar mucho, pero él le ha dicho que se centraba en el trabajo y que no se daba ni cuenta. Ella tampoco liga mucho porque suele ir mucho a su bola, pero le ha confesado que a veces la entran con un “perdona que te moleste” y él ha sentido que imponía a los chicos.
Marta ha querido saber a cuántos países había viajado su cita y Míchel le ha hecho un listado. A ella le gustaría hablar más idiomas y ha alucinado al saber que su cita quería aprender japonés y que era un friki del anime y lo asiático, igual que ella. Pero sobre, todo se han sorprendido al saber que a los dos también les gustaba mucho el techno.
En el momento de la decisión final, los dos se han dado un “sí” a una segunda cita y Míchel se ha puesto como un tomate al ver que su cita estaba deseando conocerle un poquito mejor “se está poniendo vergonzoso”.