Carmen es una persona muy sensible y cuando está en pareja, lo está al 100%. Le gusta bailar, pintar, canta en un coro, toca el agogô y está en un grupo de batucada. Tiene poco tiempo libre y busca a un hombre atento, caballeroso, honestos, transparentes, fogosos, que estén de buen ver… Y como le ha dicho a Carlos Sobera “que se parezca a ti”.
Gustavo, su cita, no se encuentra bien solo y quiere hacer muchas cosas, pero quiere hacerlas acompañado. A Carmen le ha sorprendido que tuviera pelo y le ha resultado muy atractivo “los pendientes le dan un aire muy juvenil”. Él es de Oviedo y ella de Santander, y han comenzado hablando de deportes.
Ya en la mesa, Gustavo le ha contado que nació en Uruguay, pero que con 20 años se vino a España el lugar de origen de su padre. Ha viajado muchísimo y ha sentido que Carmen no sería su compañera ideal porque a ella no le gusta mucho la aventura, pero sí le gusta moverse sin tenerlo todo programado.
El soltero ha querido saber qué le había parecido y ella no ha dudado en ser sincera “eres guapo y tienes pelo”. Gustavo ha querido saber si Carmen creía en los flechazos y ella le ha dejado claro que sí de hecho, de él le había gustado sobre todo “lo bien que está”. Los dos han comentado lo importante que para ellos era el sexo en una relación y Carmen le ha dicho que ella cuando se pone, se pone. El soltero busca a una persona agradable, con conversación, cierta cultura…
En el reservado, los solteros se han puesto a bailar y ella ha sentido que debían haber empezado la cita bailando porque juntos estaban muy cómodos. Ella estaba encantada con él y no ha dudado en decirle que sí a una segunda cita eso sí, sin esperar que él le diera calabazas “no he sentido eso”.