Alejandro deja de ver a su cita como un bizcochito en ‘First Dates’: “No me gusta la gente que contesta feo”
Antón no consigue saber qué es lo que esconde su cita: “Creo que ha tenido un pasado cargado”
Alejandro estaba convencido de que su cita había sido maravillosa: “Ha sido muy romántica”
A Antón la gente le dice que es guapo, pero él lo duda. Tiene la autoestima muy baja y no le permite ver todo lo bueno que tiene. Es de Estonia, pero hace ocho años que se vino a España a vivir. No quiere estar con personas con un pasado complicado porque él ya ha sufrido bastante. Está buscando a alguien que le inspire, que le adore y que despierte algo en él “me gusta lo que veo, el primer impacto es brutal”.
Alejandro, su cita, ha tenido muchas novias para que su madre no supiera que es homosexual, y aunque ya ha salido del armario, sigue siendo un poco reservado. Su mirada transmite sinceridad y verdad “mis ojos me delatan”. Al ver a Antón se ha llevado una alegría “me parece un papacito, un bizcochito”.
Han comenzado a conocerse hablando de sus lugares de origen y del deseo de Antón de vivir en las playas de Cartagena. Alejandro ha sentido que entre ellos podría surgir la atracción y han bromeado con Carlos Sobera “estamos enamorados”.
Alejandro ha querido saber qué quería Antón de un chico y él le ha dicho que necesitaba que le transmitiera algo con su mirada, algo que él no estaba haciendo porque no le dejaba ver su interior al mirarle a los ojos. A Alejandro le gusta también una mirada bonita y sobre todo, la gente sencilla “humilde” y los planes sencillos, algo con lo que él tampoco ha estado de acuerdo “no busco a una persona sencilla para mi futuro”.
Hablando de sus relaciones pasadas, Alejandro le ha dicho que había tenido una relación de nueve años y que seguía siendo su amigo. Antón no sabe si Alejandro oculta algo, pero sí ha sentido que ha tenido un pasado muy cargado. Él le ha contado que había vivido 14 años con su ex y que le pilló viviendo con otro al mismo tiempo. Eso sí, también le ha dicho que su abuela quería un nieto con sus ojos. Ojos, que según le ha confesado, también le han traído problemas porque le ven como un objeto sexual.
En el reservado, los solteros se han dejado llevar, se han besado y Alejandro ha sentido que la cita era perfecta y muy romántica, no se imaginaba que después de decirle que si quería tener hijos con ojos azules, Antón le iba a dar calabazas. El soltero ha sido claro y le ha soltado de golpe que no le veía como su futura pareja.
Alejandro ha dicho que le iba a decir que sí, pero que había cambiado de opinión porque no le gusta la gente que responde feo. La cita ha dejado de ser chévere y Antón ya no era el bizcochito que parecía ser.