Nacho es de Bilbao y le llamaban Maradona cuando jugaba al fútbol “tenía el pelo rizado y muchas piernas, y jugaba con el número 10”. Tuvo que dejar el fútbol porque era “un poquito golfo”, hace diecisiete años dejó de fumar y muchos vicios raros, y ha cogido 35 kilos, pero tiene una piel estupenda a sus 68 años. En el amor ha roto muchos corazones, pero ahora está más tranquilo y, sobre todo, feliz consigo mismo.
Le ha contado a Carlos Sobera que es muy fácil conectar con él y que le gustaría encontrar a alguien con quién conectar. Aludiendo a la frase de ‘La que se avecina’ “me he empotrado a más de 4.000 mujeres”, Nacho nos ha confesado “yo 4.000, no, pero unas cuantas, sí”.
Amparo, su cita, es una mujer luchadora a la que no le para nada “no hay nada imposible menos la muerte”. Al ver a Nacho en la barra, ha exclamado un “¡Adiós!” y ha puesto una cara que a él no le ha gustado nada. A Amparo, Nacho le ha recordado a su hermano “gordo, con los brazos así…” y no le ha gustado. Él, sin embargo, ha querido romper la tensión y ha comenzado a preguntarle cosas.
En la mesa, Nacho ha querido saber si estaba jubilado su cita y le ha contado que él tenía una empresa de transportes, pero que cuando se jubiló se marchó a Alicante. A Amparo le gusta la montaña, pero le gusta más la montaña y él, le ha contado que vivía en pleno monte y que había hecho el Camino de Santiago con sus amigos de la infancia.
Amparo le ha contado que ella se había roto el pie y que, desde ese momento, se le habían juntado un montón de enfermedades “tengo un montón de citas médicas…”, pero a él no ha parecido importarle porque no importante como dice esa “es que está”.
Respecto a la música que escuchaban, Amparo le ha dicho que ahora escuchaba música relajante porque cada vez que ponía la tele era todo malo. Pero cuando él le ha dicho que era rockero, le ha confesado que ella también lo era y que había ido a Malasaña a escuchar al Arrebato. La música ha comenzado a conectarles y él ha sentido que era una persona con la que se podía hablar.
Según iban pasando los minutos, Amparo ha cambiado de opinión sobre Nacho y ha comenzado a verle como una persona cuyo interior le gustaba mucho. Él también ha sentido que era una mujer muy agradable y ha valorado muchísimo que le transmitiera tranquilidad, pero su físico no le ha llamado la atención.
En el momento de la decisión final, Amparo le ha pedido disculpas por prejuzgarle a primera vista, pero se ha dado cuenta de que él estaba haciendo más o menos lo mismo.