Dolores es una hippie nata y lo único que no hace es llevar rastas. Según le ha contado a Carlos Sobera antes llevaba la vida de los Rolling Stone y ahora tiene la de María Dolores Pradera “mi vida es más aburrida que un concierto de Pablo Alborán”. Le gustaría conocer a un artista o a una persona inquieta, pero, sobre todo, lo que no quiere es sufrir.
Celestino, su cita, si tuviera que ser un animal sería un perezoso. Es carretillero, pero también está metido en el mundo audiovisual y le gusta mucho hacer reír a la gente. En ‘First Dates’ busca sorprenderse. Al sentir que tenía barba, ella le ha dicho que si era una barba estilo Juan Pardo y le ha tarareado una canción.
Los solteros han comenzado la cita con las preguntas base y Dolores ha tenido claro que con Celestino no iba a dar el braguetazo que esperaba. Le ha dicho que ella se dedicaba a escribir un libro de sus aventuras en Ibiza y que se había decepcionado porque esperaba que fuera “japonés, me ha cepillado a casi todas las nacionalidades”. Dolores estaba todo el rato de broma y ha mentido hasta con su edad “Tengo 50, pero pon aquí que tengo 42”.
A Dolores no le gusta demasiado el acento gallego “me gusta más el de los vascos”, pero le ha dicho a Celestino que la podía invitar un fin de semana. Le ha contado una de sus aventuras con un hombre que conoció en la discoteca gay en al que trabajaba “cuando entraba un heterosexual, era como una coca cola en el desierto, te agarrabas a él” y que le propuso un trío, pero eso a ella le parece una guarrería.
Celestino ha sentido que su cita hablaba muchísimo y le ha dicho que tenía que estar más abierta, pero Dolores ya no está para tonterías “no me bajo las bragas tan fácil, necesito una buena motivación”. Él la ha advertido de que igual se llevaba una sorpresa “no te quites el antifaz”.
Dolores ha sentido curiosidad por saber cómo era físicamente Celestino y al escuchar que no era delgado, ella le ha advertido “yo tampoco estoy muy buena” y le ha dicho que había estado “con más orcos que tíos buenos, con el de Ibiza tiré el listón por los suelos”. En el momento de la decisión final, Celestino ha dicho que sí tendría una segunda cita para conocer algo más de su cita, pero Dolores le ha dicho que no, que vivía muy lejos y que sentía que estaba muy apegado a su ex y su hija todavía.
Eso sí, se ha puesto nerviosa porque no sabía si estaba dando calabazas a un tío bueno “igual me estoy dando de cabezazos con la pared”, pero Celestino le ha dicho que eso no iba a pasar.