Pablo no ve en su cita de ‘First Dates’ al pibón barroco que esperaba: “Es más del neoclasicismo, esbelta y elegante”

  • Kesia, sobre su cita: “No tiene habilidades para ligar”

  • Pablo, un apasionado de la historia: “Soy aburrido, solo sé hablar de política y helado de vainilla”

Pablo es un soltero apasionado del arte barroco y se llama así mismo “el pibón del barroco, tengo ese perfil de Rubens”. Se ha puesto de punta en blanco para la ocasión y asegura ser todo un conquistador. Le gusta interesarse por los gustos de las chicas para sorprenderlas en próximas citas, pero le ha confesado a Carlos Sobera que era todo teoría porque nunca había tenido pareja. Eso sí, le gustaría que su cita fuera una persona interesada por el cine y la historia.

Kesia, su cita, es una chica educada, simpática, respetuosa y muy guapa. Asegura que le atraen un chico inteligente, alto y tradicional. Al verla, Pablo ha sentido que era un pibón, pero “no, un pibón del Barroco, es más del Neoclasicismo, mucho más esbelta y elegante”. Han comenzado a charlar sobre viajes y los orígenes de ella, pero Kesia ha sentido lo mismo “es atractivo, pero no para mí”.

Pablo se ha interesado mucho por la actualidad política del país de su cita y por el lugar en el que reside en España. Ella se ha quedado sin palabras al saber que él llamaba Toletum a Toledo y que podían compartir la misma tarjeta sanitaria, algo que le parecía muy importante.

Al hablar de religión, Kesia ha encontrado la primera barrera insalvable con Pablo, ella es evangelista y él ateo, algo que no cree que sea compatible. A él no le ha importado porque sí podría estar con una chica religiosa. Respecto a las relaciones, él le ha dicho que su fantasía sexual sería “que una chica me quisiera” y ella ha tenido claro que su cita tenía habilidades sociales para relacionarse, pero no para ligar “no es un crack”.

Pablo le ha hablado a Kesia de su pasión por la historia contemporánea, la política y la geopolítica, temas que junto al helado de vainilla, le pueden llevar horas y horas. Ella ha bromeado y le ha dicho que era un aburrido, pero él le ha dado la razón “solo sé hablar de política y helado de vainilla”.

En el momento de la decisión final, él se ha mostrado con ganas de repetir y ella le ha dicho que como pareja no, pero que sí le gustaría que fueran amigos.