Helena odia la vulgaridad y le da pena que no todo el mundo haya recibido la misma educación que ella “no me gustan las ordinarieces, que coman chicle y hagan un globo…”. Ha tenido suerte en el amor, pero no un final feliz. Lleva varios años soltera, es una mujer con valores tradicionales y busca una relación estable “no me conformo con una relación mediocre, no necesito el sexo”.
Si puede elegir, prefiere que no sean calvos “me dan como miedo, parece que se van a hacer daño, tampoco que tenga barriga”. Aunque si es buena persona y tiene buen corazón, igual se olvida hasta de que es calvo. Matías no ha podido dejar de comentar el bolso rojo con forma de corazón que había traído la soltera.
Juan, su cita, trabaja en el mundo del teatro y lleva un musical infantil. Ha venido a ‘First Dates’ con un pañuelo rosa de sensibilización contra el cáncer. Al verle, Helena ha sentido que no era su tipo y que podía haberse arreglado un poquito más, pero le ha gustado que le regalara el pañuelo “el rosa es mi color favorito”.
Han comenzado la cena hablando de sus profesiones. Helena le ha dicho que se dedicaba a la gestión de los negocios familiares y Juan le ha contado que había sido profesor de educación física, pero que ahora vivía del cuento. Ella ha tenido claro que no era el hombre que estaba buscando y más al saber que no era católico. Ella no se conforma con una relación mediocre y es muy exigente, algo que a él le ha molestado porque no se considera mediocre “me considero alguien maravilloso”.
Helena no ha parado de ver incompatibilidades entre Juan y ella. Él vive en Miguelturra (Ciudad Real) en una casita de campo y le gusta la ciudad de visita, algo ante lo que Helena ha respondido con un “a mí al revés, me gusta el campo para tres o cuatro días”. De hecho, le ha confesado que es cero bichos y que no entiende la gente que duerme con los perros en la cama. Él tiene cuatro perros y le ha invitado a los carnavales de su pueblo, seguro de que no iba a ir.
Helena no podía irse de la cita sin comentarle a su cita que sentía que no se había arreglado lo suficiente para la cita y que como decía Coco Chanel “no hay una segunda oportunidad para una primera impresión”. Juan le ha contado que él solía vestir mucho más casual y ha sentido que no estaban en la misma onda “es muy señora para mí”. Con pena, en el momento de la decisión final, los dos se han dicho que lo habían intentado, pero que existían muros muy altos que los separaban.