Camila es una chica muy coqueta a la que le encanta estar siempre arreglada. Es de Brasil, pero ya lleva 4 años en España, vino por trabajo y se enamoró de un tipo brasileño. Cree que tiene que encontrar a un chico español porque los brasileños tienen una cultura un poco más machista y no entienden que las mujeres se puedan vestir como quieran.
Carlos Sobera se ha quedado sin palabras al escuchar que tenía un hijo en Brasil y que en estos cuatro años en España había sido madre de otros dos “me enamoré del padre de mi hijo mayor y en la primera cita me quedé embaraza”. Espera que su cita sea un chico español, guapo y que no quiera quitarla su libertad.
Rubén, su cita, es un tipo muy divertido que se ríe de sí mismo “soy un personaje”. Sus amigos le llaman “el potro de las Castañetas” porque al parecer le gusta “empotrar”. Camila no ha entendido qué significaba lo que Carlos Sobera le estaba diciendo, pero él se ha quedado impresionado con su belleza “¡Menuda mujer!”.
Los solteros estaban encantados con las sensaciones que estaban teniendo y Rubén ha querido que Camila le hablara de su pasado sentimental. Ella le ha dicho que había tenido dos relaciones fuertes y que tenía tres hijos, algo que a él le ha gustado y asustado al mismo tiempo “tenemos casi una guardería entre los dos”.
Camila ha querido saber qué deporte practicaba su cita, pero también le ha dicho que no le entendía muy bien “¿De dónde eres?” y al saber que era de Málaga se ha preocupado por cómo se iban a ver. Rubén estaba encantado con ella y le ha dicho que no se preocupara que él tenía coche y no había problemas. El soltero estaba impresionado con la belleza de Camila y ella era consciente “le he dejado en shock, no esperaba una chica así, con el pelo azul…”.
En el reservado, Camila le ha dicho que era muy pronto para darse un beso largo y le ha dejado que le diera un besito en otro lado. Rubén se ha lanzado a darle un beso en la mejilla y le ha dejado claro que hacía todo lo que ella quisiera. Camila le estaba volviendo loco y estaba feliz de estar con ella “Me pone como un martillo percutor, me quedo corto, como un terremoto”.
Ella ha notado que le gustaba bastante y ha tenido claro que se iban a decir que sí a una segunda cita, pero le ha pedido que fueran poco a poco y que le hablara más despacio porque no se enteraba de nada de lo que le decía.