María ha entrado en ‘First Dates’ con mucha ilusión y nos ha dicho que es una mujer “muy ordenada y muy disciplinada”. Hace 40 años que se divorció “se acabó al año y medio”, luego ha tenido una pareja de 32 años, pero “de aquella manera, estaba comprometido”. Ella se ha excusado en que estaba enamorada “ojos que no ven, corazón que no siente”, pero la cosa se terminó y ahora son buenos amigos “ayer estuve comiendo con él”. Es muy exigente con los hombres “me gusta que tenga la boca limpia, soy muy escrupulosa”.
Ramón, su cita, es un tipo muy visceral “que siente con las tripas” y está buscando a una persona que disfrute con él y poco más “no me complico la vida”. Al ver a María ha sentido que era una mujer normal y ha comenzado a conocerla. Los dos viven en la zona de Galicia y la conversación estaba fluyendo, sin embargo, ella no estaba cómoda “le faltan dientes, nadie es perfecto, pero…”.
Mientras esperaban la cena, Ramón se ha interesado por el pasado laboral de su cita y María le ha dicho que se acababa de jubilar, y que siempre había tenido su negocio. A él le quedan todavía dos añitos trabajando en el mundo de los seguros y eso a ella tampoco le ha gustado “prefiero a alguien jubilado como yo”.
María le ha contado que le gustaba salir, ir a natación, tomarse unos vinos, viajar, pero que también disfrutaba estando en casa. Es una persona muy nerviosa y Ramón no lo ha dudado “se te nota”. Entre los dos había conexión y ella ha sentido que, si él “fuera un poquito más alto y tuviera todos los dientes, no le pondría objeción”.
La soltera se ha definido como una mujer muy cariñosa “no empalagosa” y a Ramón le ha parecido bien porque él también lo es. Le ha pedido permiso para invitarla a cenar y María ha aceptado “eso no significa que haya cambiado de opinión”. María sí quiere quedar otra vez con Ramón, pero en plan amigos, no para nada sentimental.