Cristina a sus 50 asegura que le dice que tiene tipazo y es que se cuida mucho. Estuvo a punto de casarse, pero descubrió que le estaba poniendo los cuernos. Ha tenido otras dos relaciones largas, pero “la convivencia es complicada”. Le encantaría encontrar una relación estable y conocer a un chico divertido, majete, alto, tranquilo, con conversación… “lo normal, lo que una mujer puede buscar, que la cuiden”.
Claudio, su cita, es un tipo que busca a una pareja que le complemente y al ver a Cristina ha visto a “una chica elegante”. Ella también ha pensado que su cita estaba “bastante bien” y le ha gustado que también sea de Madrid.
Los solteros han comenzado la cena hablando de sus profesiones, Claudio le ha contado que se dedicaba al mantenimiento de los edificios y a ser escolta privada. Ella es profesora de pilates y a él le ha llamado la atención porque le gusta mucho practicar deporte y las motos.
El soltero le ha contado que tenía dos hijos y a Cristina le ha gustado porque ella no es madre, pero le gustan los niños “yo me pongo rápido a jugar al escondite”. Cuando les han traído la cena, la soltera se ha puesto las gafas y le ha confesado que no estaba viendo bien y que dudaba de que tuviera los ojos claros o no.
Los dos han estado de acuerdo en lo que buscan en una pareja “Si hay comprensión, todo va bien” y han sentido que entre ellos podría surgir la chispa del amor. Cristina ha dudado cuando han pagado a medias la cena, pero se ha llevado una alegría al escuchar que él quería repetir.