Lola es una niña Disney y según su madre, de cualquier muñeco “todo lo que sea infantil, esa soy yo”. Es una mujer muy alegre “conmigo no se aburre nadie”, viene de Cádiz, pero está viviendo en Marbella. Se divorció hace 18 años y no ha tenido mucha suerte en el amor, ella siempre hace reír y se ha encontrado con gente muy seria.
Pedro, su cita, está todavía en tramites de divorcio y asegura que antes tenía otra vida, y que ahora es una persona alegre, divertida y con ganas de hacer disfrutar a los amigos “ver a un amigo reír, me da vida”. Nació en Bilbao, pero ahora vive en Málaga y a Lola le ha dado subidón al verle.
“No es mi tipo porque a mí me gustan rubios, cachas y con ojos azules, pero ya no tengo 25 años. Tiene los ojos muy bonitos y es rubito”, ha dicho con mucha ironía Lola, que estaba contenta con su cita.
Mientras esperaban la cena, Lola ha querido saber a qué se dedicaba su cita y si tenía hijos. Pedro trabaja de mantenimiento en un hotel y tiene tres hijos “el mayor tiene 26”. Su cita ha sentido que los había tenido muy joven y él le ha dicho que hicieron planes de tenerlos muy jóvenes para luego disfrutar, pero que había sido un error porque el futuro es incierto y en su caso se había cumplido.
Pedro está en trámites de separación y se ha roto al recordar lo bien que él estaba en su matrimonio y como de pronto todo se terminó. Con lágrimas en los ojos ha sentido que su culpa fue entregarse demasiado a una ilusión que pensaba que era compartida, pero que gracias a Dios ahora tiene otra oportunidad de volver a rehacer su vida y volver a ser feliz.
Lola le ha contado que lleva 18 años separada y al saber que él ya no quería quedarse más en casa, le ha preguntado qué si le gustaba viajar y le ha contado que ella el año pasado se fue a Disney en Navidad. A Pedro también le encanta el mundo de los dibujos y han congeniado muy bien.
A Lola le ha gustado que Pedro fuera un tipo apañadito, que se fijara en la belleza del corazón y que buscara una relación formal. A él le ha encantado la alegría de Lola y su sonrisa constante. Eso sí, ninguno de los dos se habían quedado con el nombre de su cita y eso que querían repetir.