Yolanda se formó en un colegio religioso, pero ahora es más de Buda y del mundo espiritual “no me puede faltar mi vela prendida, mi incienso”. Estuvo en pareja 19 años, pero lleva 10 años soltera porque ha decidido hacerse una limpieza y sanación total “Borrar mi historia por completo y conocerme a mí mismo, me perdí en el camino por intentar salvar una relación que no iba a ningún sitio”.
Laura Boado ha querido saber cómo podíamos sorprenderla y ella le ha dicho que quería un hombre sonriente y con la cabeza amueblada, pero sobre todo le ha especificado que “no me gustan con pelo”. Solo soporta el pelo en la cabeza y le ponen los calvitos.
Matías, su cita, es calvito, tiene una empresa de electricidad y viene de Gerona. Al verle, Yolanda ha pensado que era un amigo suyo al que llaman ‘El Gallego’ porque era igualito y han comenzado por el principio “¿De dónde eres?”, “¿A qué te dedicas?”. Ella se espera a un tipo un poquito más delgadito, pero “no pasa nada, está bien”.
Durante la cena, los solteros han hablado de sus profesiones y de sus hobbies, pero ella ha sentido que no era catalán y no se ha equivocado. Matías es argentino y ella siempre ha dicho que los argentinos no le transmitían ninguna confianza, pero le ha gustado lo que estaba escuchando. Al saber que le gustaba hacer planes con amigos, pero no salir todo el rato, ha sentido que era responsable.
Al saber que Matías acababa de romper su relación, Yolanda se ha sorprendido porque ella había empleado 10 años en sanarse y su cita a los tres meses estaba buscando otra pareja “no es suficiente para sanar”.
Las aficiones de ambos no eran las mismas, ella no ha sentido que la distancia fuera a ayudar, él no ha notado la chispa. Podrían haberse dado una segunda cita para intentarlo un poco más porque a ella le ha gustado que la mirara a los ojos, pero no.