Andy, el mítico ‘guarromántico’ de ‘First Dates’ ha regresado al programa en busca del amor principalmente porque “me lo pasé muy bien y cené de maravilla”, pero en su cita le faltó un poco de energía “he vuelto, zorras”. Le suelen gustar todo tipo de chicos físicamente, pero sí le gustan los chicos creativos y con ambición, por lo que le cuesta mucho llegar a una segunda cita.
David, su cita, es un chico muy fiestero y le gusta mucho el hardtechno. Sale de fiesta en sus amigos en su coche rosa llamado Helen “le puse unos detallitos a mi Pussyguagua”. Al verle, Andy ha sentido que era un chico atractivo y le ha gustado su look. Le ha contado que acaba de venir de vivir fuera durante dos años.
Andy le ha contado que ha estudiado dirección de hostelería, pero que estaba trabajando de camarero en Madrid. Los dos han comenzado la cita con ganas y una de las gemelas le ha dicho que se parecían un montón “somos primas”.
El soltero le ha contado a su cita que trabajaba como fotógrafo y productor audiovisual, y ha querido saberlo todo de él. David le ha dicho que él acababa de terminar 6 años de hostelería y que de vez en cuando pinchaba para sus vecinos. A Andy no le ha gustado mucho que pinchara música techno porque él es más de pop, pero sí le ha gustado que hubiera tenido un personaje drag y se ha imaginado haciendo un espectáculo juntas.
David le ha contado a su cita que había tenido pocas parejas y que no había sido nada serio debido a las circunstancias, algo que le ha hecho pensar a Andy que era mucho más joven de lo que él había imaginado y ha sentido que le quedaba mucho por vivir. Él le ha contado que estaba esperando un anillo en el dedo, pero David ya tenía el suyo “yo me casé conmigo mismo”. Andy ha alucinado un poquito y le ha preguntado por la celebración “es un poco mamarracha”.
Hablando de sexo, David y Andy se han dado cuenta de que tenían demasiadas cosas en común y que iban a ser más coleguis, que dos personas que se complementan. Los dos han tenido claro que se podían llevar muy bien, pero que no se habían gustado ni para un perrito ni para una cucharita.