Jaime ha comenzado su presentación en ‘First Dates’ contándonos que siempre ha tenido una larga melena, pero que un día decidió raparse el pelo en contra de la voluntad de su madre. Está estudiando fisioterapia, pero también hace cositas dentro del mundo del marketing digital. Le pilló la cuarentena en pleno Bachillerato y reconoce que hizo trampitas “me pillaron copiando, en una videollamada con un físico”.
Ha tenido una relación de cuatro años y ahora busca a una chica interesante, con ambición y proyectos. Desirée, su cita, es una chica muy a favor de los retoques estéticos, pero en su justa medida “darte un toquecito para que la gente diga “sí’”. Tras dos años estudiando español asegura que ya casi se puede considerar “casi madrilengua”.
Al ver a Jaime ha sentido que era un chico muy guapo y le ha encantado saber que estaba estudiando. Ella está estudiando maquillaje y le ha contado que se vino a nuestro país sola desde Turín.
Antes de llegar al segundo plató, Jaime y Desirée ya han encontrado un montón de cosas que no les gustaban y han sacado las primeras red flags. Él ha alucinado al saber que su cita tenía tatuado en el hombre la frase “lo que no te mata te hace más fuerte”, “qué básico tatuarse eso y encima en un lugar que ve todo el mundo” y eso que no sabía que lo había hecho por una canción de Maluma.
El soltero ha querido saber si su cita iba al gimnasio, algo que para él es importante y ella le ha dicho que no y que en todo caso iría a bailar, que le gusta mal. Jaime solo baila en la discoteca y al saberlo, Desirée ha sacado una red flag.
En el tema sexual, Jaime le ha confesado a su cita que no tenía ninguna fantasía sexual “soy muy básico en eso, encefalograma plano” y le ha parecido una locura que Desirée quisiera probar algo que le había dicho su amiga “me ha dicho que sabe muy rico que te chupen los pies”. “Tú amiga tiene un problema”, le ha soltado él.
Desirée le ha dicho que ella no podría tener una relación abierta porque era muy celosa, Jaime se ha asustado y no ha terminado de entender cómo se podía ser “celosa y no posesiva”. Un trocito de quinoa que se había quedado atrapado entre los dientes de la soltera, ha servido para cambiar la conversación y que ella hiciera se centrara en limpiarse la dentadura.
Ninguno de los dos ha sentido la chispa del amor, pero ella se ha quedado con las ganas de que Jaime la pagara la cena, pero no “yo soy un chico del siglo XXI y se paga a medias, cien por cien”. En el momento de la decisión final, la soltero no sabía cómo decirlo, pero ha terminado diciéndole que no quería repetir y Jaime le ha ayudado a terminar los motivos.