Patrona le ha contado a Carlos Sobera que no se llama Patrona, pero que suele salir con productores musicales con nombres muy bacanos y ella no podía decir “me llamo María Luisa, no me llamo María Luisa, pero siendo la más bacana de todos, me tenía que llamar Patrona”. Es artista, le encanta dar clases a niños y sufre un TDA que le hace no concentrarse demasiado y estar a muchas cosas al mismo tiempo.
Chiasa, su cita, es una chica a la que sus padres no le dejan hacerse ni piercings ni tatuajes y se los pinta ella misma. Al ver a Patrona ha alucinado y no solo porque le ha regalado una piruleta, sino porque le ha parecido que llevaba un look genial con todo en rosa. A Patrona también le ha gustado el flow y la bacanería de su cita. Eso sí, le ha extrañado un poquito que no supiera si su pueblo estaba al norte o al sur de Valencia “es que ahora vivo en Madrid y estudio filología japonesa”.
A Patrona le ha fascinado que su cita estudiara filología japonesa y ha querido saber si hablaba el idioma con fluidez “ojalá, llevo desde los 12 años estudiando japonés”. A Chiasa también le ha gustado que su cita fuera activa, que hiciera muchas cosas y que no se viera estancada en cinco años. Incluso, cuando le ha contado cuál era su patología, le ha dicho que no le importaba porque agradecía que hablara mucho y rápido porque ella en las primeras citas está más cortada.
En el amor, Chiasa le ha dicho que ella era una persona intensita y de relaciones “completamente cerradas”, algo que Patrona ha entendido. Ella es más de relaciones abiertas para no obligar a nadie, pero también le ha reconocido que igual de loca que es para todos los temas de la vida, en el amor es muy “soft” y que, igual que hoy le ha traído una piruleta, un martes cualquiera la puede despertar con un ramo de flores.
Mientras que se comían el postre en el reservado, Chiasa le ha contado que ella había tenido una relación seria con un hombre y que era bisexual, pero que con chicas “besitos y poco más”. Patrona le ha contado que ella no pone etiquetas a su sexualidad “estoy viva, la vida dirá” y que había estado con un señor y una chica china monísima que no hablaba español.
Se han gustado, Chiasa estaba encantada de haberse encontrado con Patrona y no con un “Cayetanito” y no han dudado en jugar a las bolas eso sí, se han dado cuenta de que eso de los besos de vampiro son más románticos en las películas que en la vida real.