Dos solteros chapados a la antigua en ‘First Dates’: “De eso no hablo en la primera cita”

  • A Silvia le encanta que Rafael sea un caballero y pague la cena: “Esto también es antiguo”

  • Rafael ante la mayor decepción sentimental de su vida: “Estoy bien, ahora tengo un folio en blanco por escribir”

A Rafael le encanta la gasolina “mi padre es mecánico y me he criado respirándola en el taller”. En el amor le ha dado mucho a las aplicaciones, pero es “como comer y no saciarse”. Tiene el amor de su familia, sus amigos y su perro, y no tiene es carencia. Busca a una chica guapa “para feo ya estoy yo” y que le enganche.

Silvia, su cita, se ha presentado como una chica soñadora y amante del mundo Disney. Es Piscis y asegura ser romántica y soñadora. Nada más conocer a Silvia han comenzado a hablar de sus lugares de origen y de residencia porque ella es de Valladolid, pero vive en Pamplona y él es andaluz, pero trabaja muy cerca de Vitoria. Silvia ha sentido que Rafa era un chico arregladito y que se cuidaba, le ha gustado.

Mientras esperaban la cena, Rafael le ha contado que había nacido en Sevilla, pero que había vivido también en Cádiz y Málaga. Ella ha aprobado una oposición y está a punto de irse a vivir al sur, no sabe si a Sevilla o a Málaga. Silvia ha querido saber si su cita creía en las casualidades y él le ha dicho que la suerte hay que buscarla, pero que sí que las tres cosas que más feliz le han hecho han sido por casualidad.

Silvia ha querido saber si su cita quería tener hijos y ella le ha contado que tiene una hija de 19 años. Rafa es el pequeño de cinco hermanos y ella la mayor de tres. La soltera siente que sus parejas no se han preocupado demasiado por ella y busca a alguien más comprometido.

Rafa le ha contado que tuvo la gran fortuna de recuperarse muy rápido de un gran desengaño amoroso “me metieron en una relación poliamorosa sin decírmelo”, algo a su cita le ha parecido admirable “yo eso no soy capaz de hacerlo”.

A los comensales les ha tocado un Rasca del Amor con preguntas sexuales y ella ha tirado del freno de mano. Le ha dicho que en una primera cita no le gustaba tratar ciertos temas y él lo ha entendido con un “somos los dos un poquito chapados a la antigua”. De hecho, lo han corroborado cuando a ella le ha encantado que le invitara a cenar. Los dos quieren repetir.