Juan, el taxista que enamora a las turistas en Mallorca, busca el amor en ‘First Dates’: “Hablo el inglés de la calle”

  • Juan se lanza y besa a Catalina en mitad del salón de ‘First Dates’: “¿Un piquito?”

  • Catalina quiere poner a plan a Juan: “Vamos a hacer la dieta del cucurucho”

Al grito de “soy feo, pero soy buena persona” y con dos estupendas sobrasadas en la mano, Juan ha entrado en ‘First Dates’ dispuesto a encontrar el amor de su vida. Es cordobés y muy español, pero lleva 32 años viviendo en Mallorca dónde trabaja de taxista y le ha explicado a Carlos Sobera que con su inglés de la calle se entiende de lujo con los turistas. Juan es taxista y hasta canta a los turistas en el coche, le ayuda a ligar con las mujeres inglesas y asegura que le suelen dejar propinas.

Para Juan las mujeres son lo mejor de la vida y partiendo de que todas son bellas, pide conocer a una mujer que sea buena. Catalina, su cita, ha entrado en ‘First Dates’ sonriendo y asegurando que es muy difícil encontrar a alguien normal cumplidos los 50 “hay mucho tarado”. Al verla, Juan ha sentido que tenía cara de buena persona “a mí edad ya no puedes elegir”. A ella, él no le ha gustado, pero ha querido darle una oportunidad porque ella también es de Mallorca.

Catalina ha comenzado la cena preguntándole a Juan su nombre porque ha entrado muy nerviosa y no se había enterado. Él le ha dicho que se tranquilizara y con su alegría lo ha conseguido. La soltera le ha explicado que sufre de apneas nocturnas y que al utilizar la máquina para dormir, tiene pequeños lapsus nocturnos. Juan lo han entendido y le ha dicho que él quitando lo cuatro o cinco kilos que tiene de más, no le pasa nada de nada.

Los dos han coincidido en que eran de buen comer y que la gastronomía mallorquina tenía cosas muy ricas, pero Catalina le ha dicho que ella le pone a comer sano y en nada está estupendo.

Juan le ha dejado claro a Catalina que él quiere a una mujer para disfrutar juntos y no a una criada porque él sabe hacer de todo. A ella le ha encantado su planteamiento de vida porque ella no ha sido, es, ni será criada de nadie. De hecho, aprendió a cocinar durante el confinamiento.

Con la seguridad de que Catalina estaba encantada de haberle conocido, le ha propuesto darse un piquito y no han esperado a llegar al reservado, Juan se ha levantado y ha besado a su cita por primera vez. Ella estaba feliz y le ha visto hasta cara de enamorado. Antes de regresar a Mallorca y comenzar la dieta del cucurucho, los dos han tenido claro que se iban a vivir su ilusión al centro de Madrid “es de las buenas, en invierno y en verano”.