Jesús es de Quintanar de la Orden (Toledo) y lo vende a las mil maravillas. Es accionista del Club de Fútbol de Quintanar que está en primera preferente, pero trabaja como mecánico . Estuvo tres años casados, pero su pareja se enamoró de otra persona. Le gusta mucho el ciclismo, el cine y tiene un gran olivar. Es tradicional religioso y permanece a tres hermandades “son las que me dan la vida”.

Lola, su cita, cambió su vida desde que descubrió el mundo animal “yo no me comería un cadáver y no me como un animal”. Le gustan los hombres sencillos, llanos, sensibles y trabajadores. Al verla, Jesús ha sentido que tenía unos ojos muy bonitos, pero ella lo ha tenido claro “Lola, este no es para ti”.

Han comenzado a hablar de sus lugares de origen y ella se ha fijado en su acento manchego, pero ella no ha visto nada que le llamara la atención “me recuerda a Filemón, pero más gordito”.

Mientras pedían la cena, Lola le ha pedido a Jesús que la perdonara porque estaba un poco nerviosa porque no estaba acostumbrada “a tanta parafernalia”. Él le ha dicho que le había apuntado la mujer de un jugador del Quintanar y que también estaba muy nervioso, pero se ha vendido muy bien. Le ha dicho a su cita que cocinaba, se lavaba la ropa… Cosas que ella ha visto como cotidianas y que no suponían ningún triunfo.

Ella ha querido saber si Jesús salía mucho porque ella se ha vuelto muy casera y han coincidido en que les gustaban mucho las series de terror y el cine, pero a ella le ha parecido que su cita estaba “absoleto” cómo las películas de Paco Martínez Soria que coleccionaba.

Al saber que Jesús era bastante mayor que ella, ha querido saber si se cuidaba, y él le ha dicho que no iba al gimnasio, pero que practicaba el ciclismo y que iba a trabajar todos los días en bici. A Lola le ha parecido guay, pero cuando le ha dicho que tardaba 5 minutos ha sentido que eso no era hacer ciclismo y nada de nada.

Él le ha dicho que le gustaría hacer el Caminito del Rey y que ha veraneado muchos años en Málaga, de dónde le encantan los espetos. Lola le ha dicho que ella no come carne y le ha mostrado el collar en el que lleva colgadas las cenizas de su querido perrito Tango. A Lola le gusta el campo, pero ha empezado a enfadarse cuando Jesús le ha dicho que en diciembre, él y su familia se van a su olivar a coger aceitunas y hacen pancetas y chorizos…

Jugando al Rasca del Amor, Lola le ha dicho que ella haría un trío si no tuviera novio y que había experimentado en el tema sexual. Sin embargo, Jesús le ha dicho que él no había probado esas cosas “verde, que te quiero verde, espabila un poquito”. Lola estaba convencida de que ella le había fascinado a Jesús, pero él no le había gustado nada.

La soltera se ha dejado invitar y ha escuchado como él le decía que quería repetir, pero le ha dicho que se lo había pasado bien, pero que ella necesita más “no le veo afín a mí”.