Juan no se entera de que su cita en ‘First Dates’ le está dando calabazas: “Está muy sordo”
María y los hombres: “No quiero más calvos en mi vida”
María, sobre Juan: “No me gusta su cara ni su cuerpo ni que tenga que repetirle las cosas dos veces”
Juan tiene 89 años y tiene la cabeza estupendamente “mi nieto me dice ‘abuelo, estás mejor que yo de cuentas’”. Ha estado casado 51 años y ha tenido una mujer maravillosa, pero no para de sentirla en todos los lados y ahora está buscando a una mujer sencilla, formal y buena persona.
María, su cita, se quedó viuda hace ocho años y solo ha estado con su marido, después no ha tenido ni oportunidad ni ocasión. Al verla, Carlos Sobera ha sentido que estaba guapísima. A ella le gustan los hombres que no sean calvos, que no tengan mucha barriga ni les falte la dentadura. En su familia casi todos los hombres son calvos y no quiere a ninguno más. Al verla, Juan ha sentido que María era una mujer muy guapa.
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En la mesa, ella le ha dicho que le gustaba el cine y el teatro, y él que era un apasionado del cante flamenco. María ha vivido en Lavapiés toda la vida y no le ha gustado que su cita fuera de Vallecas porque ella se conoce estupendamente todo el centro “he trabajado en la calle Serrano”. Los dos han estado casado 50 años y no han visto muy bien que el hijo de María fuera separado, pero las cosas de los jóvenes.
Según iba pasando la cita, María se ha ido dando cuenta de que su cita estaba “sordo, muy sordo” porque muchas cosas de las que le decía no tenían respuesta. Eso sí, han estado de acuerdo en que había que cenar muy poquito y que les gustaba mucho viajar por las playas españolas.
Hablando ellos viajes, Juan se ha emocionado al recordar a su esposa y se le han saltado las lágrimas, algo que a ella le ha sorprendido porque “yo ya no me acuerdo de nada”. Al verle tomarse una pastilla María ha querido saber cuántos años tenía Juan y ha tenido claro que no era para ella. No le ha gustado su cara ni su cuerpo ni que fuera tan mayor ni que hubiera que repetirle las cosas varias veces.
Ha querido ser sincera y le ha dicho que no le iba a dar otra cita y que había que “seguir buscando”. Juan no se ha enterado de nada y le ha costado un buen rato saber que su cita le iba a dar calabazas “María de la O, que desgraciadita tú eres teniéndolo to”. Juan no ha dudado en decirla que era muy guapa y que era una pena, pero ella le ha tranquilizado diciéndole que igual otro día se volvían a encontrar.