Verónica lleva bailando desde los 10 años, pero intercaló las competiciones con los estudios y lo ha retomado a los 22. Ha tenido una relación seria con un chico de Ecuador que llegó a conocer a su familia, pero “el quería una muñeca, maquillada, bien vestida y que se sentara quietecita a su lado”. Busca a una persona honesta.
Yago, su cita, es un tipo al que le encanta bailar y cantar, es responsable y serio, pero tiene un sentido del humor al 50%. Al llegar a ‘First Dates’ se ha pedido un vinito y ha descubierto que ya tenían algo en común con Verónica. Ha sentido que su cita era “dulcita” y ella se ha llevado una alegría al saber que era latín porque ella tiene muchos amigos de baile. Le gustan los latinos porque son cariñosos, pero son también machistas y eso choca un poquito con su forma de ser.
Ya sentados en la mesa, Yago le ha contado que él está especializado en comida y ella el ha dado un punto positivo porque le gusta mucho comer. Ella le ha dicho que llevaba 7 años en la misma empresa y no tiene pensado volver a su país. También le ha contado que es una chica muy impulsiva, se apunta a cualquier plan o vieja, y siente que él no podría por su condición económica en este momento.
Verónica ha querido saber cuánto llevaba soltero su cita y él le ha contado que llevaba más de un año. Ella le ha contado que tuvo una relación con un tipo que quería una muñeca y a él le ha parecido estupendo que ella no quisiera ser. Yago viene de un matriarcado y siempre se ha rodeado de mujeres que son exitosas y dueñas de su propia vida. A Verónica le ha parecido muy bonito lo que le decía, pero no le ha creído ni una sola palabra “conozco a la gente de allí, es el hombre quién manda y no vamos a encajar”.
Jugando la Rasca del Amor, Verónica le ha confesado que no le gustaban los celos, que era cariñosa a ratos y muy detallista. Al escucharla, ella le ha soltado un “Casate conmigo”, pero ella lo ha tenido claro “no me lo follaría, no me gusta”. De hecho, no le ha dejado invitarla a cenar.
En el momento de la decisión final, Yago le ha dicho que sí quería repetir, pero ella le ha explicado que no había sentido la atracción física que necesitaba y que no quería repetir.