Esther, ante el motivo de su cita de 84 años para darle calabazas: “Tienes arrugas en la cara”
Esther para en seco a su cita nada más conocerle: “No me toques ya”
Esther, a Carlos Sobera al saber que su cita es de Talavera de la Reina: “Qué mala follá, os dije que lo quería de Madrid”
Esther ha tenido muchísimos pretendientes antes de casarse. Ha estado casada 57 años y ha sido una mujer celosa “él trabajaba con modelo, pero él también era celoso porque yo fumaba y usaba bikini”. Según le ha explicado a Carlos Sobera nada más llegar a ‘First Dates’ que ella quería un amigo para ir al cine o al teatro, pero que cada uno en la suya. Busca un amigo y no una pareja para convivir, necesita a alguien que le abrace de vez en cuando, pero no quiere nada serio.
Busca a un señor cariñoso, serio, formal y que sea guape “como Matías o como tú, si puede ser”. Matías ha bromeado con ella “¿Te imaginas una mezcla entre los dos?” y Esther se lo ha imaginado “Wow”. En serio, la soltera espera encontrar a un tipo guapete y elegante en ‘First Dates’.
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Manuel, su cita, es un hombre jubilado de Talavera de la Reina que es muy, muy sociable. Al verle, la cara de Esther se ha torcido y él no sabemos qué ha pensado porque le gustan las mujeres “con buenos senos, guapitas de cara, sin arrugas y sin flequillo”. Esther ha querido saber de dónde era porque parecía tener acento andaluz y Manolo “para los amigos”, le ha dicho que ni se acordaba.
El soltero se ha puesto a contarle que había viajado fuera de España porque había sido conductor de autobús, pero le ha agarrado del brazo y eso a la soltera no le ha gustado nada y le ha frenado en seco “no me toque ya”. Manolo no le ha tomado a mal y ha continuado contándole, pero cuando le ha dicho que era de Talavera a ella se la ha caído el alma a los pies. Esther quería a un hombre de Madrid y le ha soltado a Carlos Sobera un “qué mala follá tenéis, yo le quería de Madrid” en cuanto ha tenido oportunidad.
Ya sentados en la mesa, Esther ha sentido que era muy raro que Manolo no supiera que su exmujer había muerto y que no tuviera trato con ninguno de sus tres hijos, pero cuando él le ha contado que un día que estaba sentado en un banco sonó su móvil y una joven le dijo “soy tu nieta, tengo 14 años”, se le ha roto el corazón. Manolo se ha emocionado al recordarlo “me quedé cuajado”, pero le ha confesado que ocho años después no había vuelto a saber nada más.
Ella ha creído que debió ser una emoción muy fuerte “para que te dé un infarto” y él le ha contado que ya le había dado uno. “A mí un ictus”, le ha respondido ella y han cochado los puños, empezaban a entenderse.
A Esther le ha parecido que Manolo estaba bien para los 84 años que tiene, pero él no ha visto en ella a la mujer que esperaba, quería una mujer sin arrugas y con los pechos bien puestos. La soltera le ha contado que ella va al gimnasio, a psicomotricidad, a la peluquería… y no ha entendido que él solo saliera de vez en cuando a tomarse un vino con los amigos.
Manolo le ha dicho que buscaba a una mujer con la que vivir y que no fuera su criada porque él lo sabe hacer todo, pero ella le ha dejado que él quería a un hombre de Madrid para salir por ahí, pero no para convivir.
Esther le ha sacado una nueva red flag a su cita cuando le ha pedido a Elsa Anka que se hiciera una foto con él. El soltero estaba impresionado con su belleza y ella le ha reprochado que no le pidiera una foto a ella que era su cita “eso está muy feo”. Manolo le ha pedido perdón y ha entendido que le diera calabazas por no vivir en Madrid, pero igual no debería haberle contado el verdadero motivo que le llevaba a él, a no querer tener más citas con ella “tienes arrugas en la cara”.
La soltera ha tenido que tragar saliva y pensar antes de reaccionar ante tal comentario. Le ha recordado que él estaba mucho más mayor que ella, que no practicaba ningún deporte y le ha deseado que le fuera bonito y que encontrara a “una mujer con la cara lisa” porque ella ya no quería ni hacerse una foto con él.