César es un apasionado del clima y el lujo de Marbella, le vuelve loco una firma y a su perrita la puso Chanel “cuando la vi, sentí que era una perrita de diseño”. Vino a España por amor, en Colombia conoció a un hombre que le enamoró, pero que al llegar aquí resultó estar casado. En Madrid tuvo un novio de dos años que terminó de forma desastrosa “mi novio salió en este programa buscando el amor como si estuviera soltero”. Según ha explicado ese día le dijo que no podía quedar con él porque le dolía el estómago y luego le vio en televisión “Tener un amor latino es vivir una telenovela”.
César tiene claro que no quiere sufrir más y que busca “a un español con tres descendencias, no porque quiera papeles que ya los tengo, es porque quiero vivir el sueño de tener un novio español”.
“Lo que tengo de puta lo tengo de santa”, es el lema que ha utilizado Juan para presentarse en ‘First Dates’ y contarnos que le encanta un santo y colecciona estampitas. Al verle, César ha sentido que le gustaban mucho sus ojos “yo soy de ojos claros”, y él ha querido saber de dónde era. Juanito, como quieren que le llamen durante su cita, le ha dicho que es de Cádiz y que trabaja de camarero en un centro comercial.
“Chinos, filipinos, colombianos o portugueses…”, Juanito asegura que a él le da igual la nacionalidad de los chicos, pero César no le ha gustado nada físicamente y menos que se pintara las uñas y usara bolso “esas cosas a mí no me ponen”. Él le ha contado que le hace las uñas una amiga que también se las hace a Rosalía y se ha interesado por sus dotes culinarias, pero Juanito le ha contado que es un restaurante de cocina rápida y que allí aprendió a freír “con lo bien que se me dan a mí los mangos y el de la freidora, no”.
Respecto a la elección de su jersey, Juan le ha contado que nunca se arreglaba, pero que la ocasión lo merecía y que le hacía juego con el verde de sus ojos. Juanito nunca ha estado en Marbella ni en Madrid, “de pequeño me mareaba y ahora con el trabajo…”. A César no le ha gustado que su cita no fuera viajero y aventurero porque él gracias a su novio había conocido bastantes sitios de España.
Juanito vive con su madre y una gatita “siempre estoy lleno de pelos, donde hay pelo hay alegría” y le ha enseñado a su cita un tatuaje con el nombre de su gatita “Se llama Triana, pero la llamamos Trini”. César ha querido saber de qué raza era y le ha contado que se la encontró en la calle “es una gata callejera como yo”.
César ha querido saber qué prefería su cita “¿Un novio que cocine o que folle bien?”, y Juanito no ha sido capaz de elegir porque las dos cosas le parecen muy importantes. Respecto a sus planes de futuro, le ha dicho que quería tener un novio millonario y César le ha contado que él lo tuvo y que desde que le dejó, su vida no ha vuelto a ser igual.
En el fotomatón, los jóvenes han jugado y se han besado “no me ha gustado, pero un morreito no se lo voy a negar”. La decisión final parecía estar clara para los dos, pero una vez más se ha vuelto a mascar la tragedia. César le ha dicho que no volvería a tener una cita con él porque no tenían los mismos gustos, pero se ha tomado fatal que Juanito le diera calabazas y le dijera que no le gustaban ni su bolso ni sus uñas “es normal, cuando tú ves algo que no te puedes permitir en otra persona, de repente no te gusta”. Juanito no podía creer lo que estaba escuchando y le ha recomendado que llamara a su ex “te va ir mejor con el millonario”.
Unas palabras que César se ha tomado al pie de la letra “Si estás viendo esto, Llámame Javi, quiero volver contigo”.