Eduardo además de estar cuadrado, se define como una buena persona con una pizca de picardía y chulería. Elsa Anka se han impresionado con sus músculos y al verle que saboreaba un traguito de cerveza y saber qué hacía mucho que no se tomaba una, le ha animado a que le diera otro tragito. El soltero es entrenador físico y busca a una chica con capacidad de esfuerzo, pero sobre todo que tenga una buena relación con sus amigos.
Alguien le dijo una vez que era muy importante cómo las personas trataban a los camareros y al saberlo, Matías y Elsa han decidido observar también como se relacionaba con ellos su cita para saber cómo iba a ser.
Mónica, su cita, es una chica que no para quieta, bastante sincera y “muy loca”. En el amor siente que no ha tenido suerte porque no ha encontrado a una persona que coincida con ella. La primera impresión de Eduardo al ver a Mónica ha sido muy buena y más al saber que era una chica muy sana.
A ella le ha llamado la atención el acento de Eduardo y él le ha dicho que era sevillano, pero que llevaba mucho tiempo viviendo en Madrid. Monica también se ha interesado por su edad y se ha sorprendido al saber que solo tenía 23. Él le ha comentado que la gente le solía decir que parecía mayor y ella le ha dado la razón “sí, sí, pareces más mayor, pareces un abuelete”.
Eduardo se ha quedado mucho porque no le ha sentado muy bien y Elsa Anka no se ha podido contener y ha soltado un “¿Perdona?”. No podía creer que Mónica estuviera llamando abuelete a un chico con el físico de su cita.
La cena de Eduardo y Mónica ha comenzado con risas y es que ella, no podía parar de reírse. Le hacía mucha gracia los movimientos faciales de su cita y la forma penetrante que tenía de mirarla. Superada la risa nerviosa, ella le ha contado que estaba estudiando gestión sanitaria porque había hecho un Grado de Farmacia y quería entrar de sargento en el ejército y él le ha dicho que era entrenador personal.
A Mónica le ha sorprendido que su cita se tomara una cerveza si era tan deportista y ha querido saber si se tomaba algún suplemento para tener esos músculos: “Tú te tomas algo, fijo”, pero él le ha asegurado que no.
Eduardo le ha confesado a Mónica que le encanta comer y le ha sorprendido que ella quisiera ir a cenar a un buffet si hubiera una segunda cita. Al saber que llevaba ya 10 años en Madrid, le ha vuelto a llamar “abuelo” y es que siente que las facciones de su cara y el poco pelo le hacen más mayor. A Eduardo eso le da igual y le ha dicho que se había cortado el pelo así porque es consciente de que ya le queda poquito.
En el reservado, los solteros se han atrevido a mirar a los ojos durante un minuto, pero Mónica quería cambiar los 30 centímetros por metros. La soltera ha conseguido no reírse, pero le ha pedido a Eduardo que se pusiera en pie para que se miraran al espejo y comprobaran que no pegaban nada.
En el momento de la decisión final, Eduardo ha dicho que sí a una segunda cita porque se lo había pasado muy bien, pero ella le ha dicho que porque físicamente no pegaban nada. Le ha parecido que era muy mayor para ella, no le gusta que no tenga casi pelo y tampoco que esté tan musculado.