Roberto tiene 66 años, se acaba de jubilar y cree que le van a faltar días para hacer todo lo que quiere hacer. Cuenta que al tener tanto tiempo libre una de las cosas a las que se ha apuntado es a aprender a tocar la guitarra. Busca una mujer que sea buena gente, que tenga inquietudes y que se mueva tanto como él.
Va a cenar junto a él en el restaurante del amor, Soledad, busca a alguien que le haga sentir el ‘’cosquilleo’’ del amor y que la haga sentir viva, además, se muestra muy tajante en cuanto al tema, si no le hace sentir todo eso, prefiere quedarse sola.
Roberto ha comenzado a hablarle a su cita sobre todas las actividades a las que se ha apuntado en cuanto ha conseguido jubilarse: ‘’Me aburría y empecé a buscar por ahí, me apunté a tai chi y a tocar la guitarra, también hago baile’’.
Soledad le ha confesado a Roberto que lleva casi 20 años sin ir a bailar, es más, ha explicado que no ha bailado desde que se casó. Sus palabras han sorprendido tanto a su cita que hasta se ha quedado con la boca abierta, pero ni corto ni perezoso, acto seguido se ha lanzado a hacerle una discreta proposición: ‘’Habrá que arreglarlo’’.
La cita entre ambos ha ido tan bien que Soledad hasta se ha lanzado a contarle lo que espera de una relación: ‘’Yo no quiero tener una persona al lado empalagosa, pero que sea detallista’’, su cita ha dado a entender que estaba de acuerdo con ella: ‘’Esa es la chispa, la sal de la vida’’.