Melanie es una mujer luchadora y apasionada que no se conforma con un “no” y le encanta luchar para cambiar las cosas. En nuestro país tiene mucha familia y amigos, pero su última relación se acabó hace unos meses. Su chica ideal sería una mujer muy apasionada, muy segura de sí misma, avasallante y que siempre vaya a más.
Andrea, su cita, es una chica a la que siempre le gusta hacer cosas, patina, pinta, hace yoga, monta en patinete… Al verla, Melanie ha pensado que era guapa, pero “no es como las chicas con las que suelo salir”. Ella también ha sentido que su cita era guapa y le ha gustado su sonrisa y notarla nerviosa.
Es de Chile y no le da miedo que su cita se pueda volver en cualquier momento a Argentina. La cena ha comenzado hablando de sus profesiones y a Melanie le ha encantado saber que su cita era cineasta, profesora de yoga y pilates y sobre todo, cantante. Ella es periodista deportiva y le ha gustado mucho la intensidad con lo que se lo ha contado todo.
Para Andrea la música es fundamental y lo hace a nivel profesional de hecho, le ha invitado a su cita a que la buscara en una app de música. Su nombre es de origen coatra y también canta en ese idioma.
En el amor, Andrea se ha definido como un buen partido y su cita le ha dado la razón. Su cita tenía la tranquilidad que ella buscaba porque es muy del fluir, del “pinta, pinta”, de que las cosas surjan solas, de que te guste la conversación y te divierta la vida de la otra persona. Algo que entre ellas estaba sucediendo.
Respecto a lo que esperan del amor, Andrea le ha confesado que busca a una mujer que entienda de emociones y Melanie le ha respondido con una frase de una amigo suyo “Se enamoró de las hojas del árbol y en otoño no supo qué hacer”.
En el momento de la decisión, las dos han tenido claro que se habían gustado mucho, que había fluido y que querían “levolucionar” un poquito más y juntas. Además, Andrea le tiene que explicar a su cita qué significa en Chile ser una persona “liviana de sangre”.