Hay muchas cosas que se pueden decir o hacer en una primera cita, pero igual contarle a la persona que acabas de conocer tu peor borrachera con vomitona incluida, no es lo más adecuado para la hora de la cena.
Alejandro ha llegado a ‘First Dates’ con muchas ganas y dispuesto a encontrar el amor. Le gusta mucho crear, escribir, interpretar y hacer sus propias películas para escapar del mundo real. Ha tenido varias relaciones en el último año, pero la relación que más le ha tocado ha sido la madre de su hija. Está buscando a una persona muy habladora, con mucho mundo y que le ayude a sacar su submundo. Necesita a una persona que necesite acción y aventuras.
A Noelia, su cita, le gusta mucho maquillarse, la ropa extrovertida y rara “con estampados psicodélicos” y ha sorprendido a Elsa Anka con su estilismo “un mono a lo Kardashian”, y nos ha explicado que antes tenía problemas con su cuerpo, pero que ahora se ponía lo que le apetecía en cada momento.
Al saber que su cita se llamaba Alejandro su cabeza se ha llenado de malos recuerdos porque tuvo una pareja que se llamaba igual. Con nervios, pero con ilusión, los dos se han puesto a conocerse y rápidamente él ha descubierto que lo suyo no iba a ser fácil “yo escucho metal y no puedo estar con una chica que escuche reggaetón”.
Alejandro ha querido saber qué le gustaba hacer a Noelia y ella le ha dicho que era un poco básica “tengo mentalidad de abuela, de hacer mi vida”. Él ha sentido que era un poco aburrida y ha intentado que le contara alguna locura de juventud. La soltera le ha confesado que en el cole era una santa y que en el instituto lo pasó mal porque se metía con su físico. Él también ha vivido algo similar, pero en el instituto decidió dar un paso al frente y luchar contra las injusticias.
Nadie se merece que le acosen o le insulten por su físico y mucho menos que eso cambie su personalidad. Noelia dejó de ser una chica dulce para convertirse en la borde y cerrarse a conocer a nuevas personas. Un tema muy delicado, que por un momento ha conseguido unir a los solteros y que comenzaran a sonreír.
Al saber que Noelia tenía 22 años, Alejandro ha sentido que estaba en la flor de la vida y que tenía que disfrutar mucho con sus amigas de fiesta, pero ella le ha dicho que tenía pocos amigos, pero muy buenos. Él asegura que las lía pardas cuando sale con sus amigos y se ha puesto a contarle una vez que se fueron de borrachera a casa de un amigo.
Alejandro ha comenzado a relatarle lo que bebió, cómo comenzó a sentirse mal, vomito en la pared y luego tuvo uno retortijones malísimos de camino a su casa en la renfe “en mitad del campo no hay baño”. Noelia no podía creer que le estuviera hablando de esas cosas durante la cena y le ha frenado “tío, no me cuentes esas cosas que estoy comiendo”, pero él no se ha querido quedar a medias “Te resumo, yo iba de blanco y acabé de marrón”.
El soltero le ha confesado que no estaba muy abierto al amor y que si las chicas no le caían muy, muy bien estaba deseando que se fueran de su casa cuando se quedaban a dormir. Noelia ha sentido que iba solo a lo que iba y tampoco ha sentido que estuviera preparada para estar con un chico que sea padre. Alejandro tiene una hija de 4 años, su tiempo libre es solo para ella y su sueño es que la niña se crie en un ambiente rural.
En el momento de la decisión final, Noelia le ha dicho que no quería repetir porque sentía que estaban en momento de la vida muy distintos y él le ha confesado que no podría estar con una chica que no escuchara su mismo tipo de música.