Tras una cena tranquila y mucha complicidad en ‘First Dates’, Tomás y Mercedes han decidido ir poquito a poquito y empezar a conocerse comiéndose unas bravas en Quintana.
Tomás se siente solo, pero aunque pasa mucho tiempo solo, todos los días sale a ver a los amigos. Perdió a su mujer un 6 de enero y desde ese momento no ha encontrado lo que busca. Sus relaciones han sido con mujeres más jóvenes que él y no han salido bien. Hace muchos años que no baila y tiene ganas de enamorarse y volver a salir a bailar.
Mercedes, su cita, fue madre con 18 años y está viviendo su segunda juventud. Eso sí, le gustaría tener a un compañero o un socio de vida. Al ver a Tomás, ha pensado que era “un señor muy señor”. Él, sin embargo, ha tenido una impresión “maravillosa”.
Ya sentados en la mesa, Tomás le ha contado a Mercedes que él es un hombre muy activo y que no le gusta quedarse en casa dándole vueltas a la cabeza, pero ella parece que lo es mucho más. Tiene casi todos los días ocupados con actividades, hace 18 años que se separó y que ya es bisabuela. Tomás le ha contado lo de su mujer y ella ha sentido que igual no lo había superado del todo.
Mercedes ha querido saber qué estaba buscando su cita y le ha gustado saber que Tomás no buscaba una relación rápida y que quería ir poco a poco. Quiere salir, compartir y él tiempo dirá lo demás. También le ha gustado que él le dijera que cuando su mujer se puso enferma entendió que es muchísimo el trabajo que hace una mujer y que comparta su idea de ser un equipo en el que todo es de todos y ninguno tiene obligaciones propias.
La soltera le ha explicado a su cita que no soportaba ni las mentiras ni las faltas de respeto y le ha dejado claro que “el cocido se hace lentito”. Los dos han descubierto que son de Madrid y que han nacido en barrios que están muy cerquita.
Tomás ha salido de ‘First Dates’ empachado de la satisfacción de haber conocido a Mercedes y no ha dudado en decírselo. Ella también estaba encantada, pero ha esperado a que fuera él le que la invitara a salir una segunda vez y le propusiera irse a comer unas patatas bravas al barrio madrileño de Quintana.