Valentina es asesora de imagen y hace tan solo cuatro meses que dejó Colombia para venirse a vivir a Madrid. Según le ha contado a Carlos Sobera nada más llegar a ‘First Dates’ lleva muchos años sin pareja y se define como una mujer tradicional. No le gusta la fiesta, ya ha tenido muchos excesos y es muy religiosa. Está buscando a un hombre que también lo sea “no es negociable” y quiere tener hijos y formar una familia.
Antonio, su cita, ha entrado en el restaurante con paso lento pero seguro. Se ha presentado como un tipo creyente, no demasiado practicante y que de vez en cuando recibe señales “del de arriba” para que no se desvíe del camino. Al verle, Valentina ha exclamado un “¡Dios mío! ¿Qué es esto?”. Su estilo le ha parecido “demasiado peculiar, hay oportunidad para combinar las cosas, pero no todo al mismo tiempo”.
A pesar de impacto inicial, ella ha comenzado a conocerle de manera muy educada y ha sabido que vivía en Granada y que trabajaba como agente comercial. Ya sentados en la mesa y al saber que Valentina era asesora de imagen, Antonio se ha puesto en pie para que valorara su look.
Ella ha vuelto a decir eso de “Tierra, trágame”, pero ha conseguido mentir sin que se diera cuenta y le ha dado un 7. Eso sí, en realidad pensaba que nada de lo que llevaba puesto pegaba entre sí y ha querido saber por qué había elegido las calaveras y el animal print. Antonio no sabía lo que era el animal print y le ha dicho que él se ponía ropa de animales “tengo un bañador de leopardo” para mostrar su lado más salvaje “el salto del tigre y eso”.
Valentina ha querido saber si a Antonio le gustaba la fiesta y él le he dicho que mucho, que le encantaba bailar y que era de los que se subían a la tarima. Él lo baila todo “lo único que no sé cómo se baila es la ópera, me gustaría ir a una para saber cómo se baila”.
En el amor se ha definido como frío cómo el hielo porque dice que las mujeres le han hecho así por lo que ha tomado la decisión de “yo no pensar con el silbato, la cabecita de abajo y pensar con la cabeza de arriba”. Él se define como un tipo muy sincero que no se puede morder la lengua “me enveneno”, pero a Valentina le ha parecido que esos comentarios no eran muy respetuosos para una primera cita.
A la soltera no le ha gustado nada que Antonio comparara el chocolate con una bomba ni con ningún sustitutivo del sexo y ha intentado cambiar de tema. Le ha preguntado que qué había pensado de ella al verla y él le ha dicho que había visto a una persona formal, a “un galán en mujer”. Ella no es seria, se considera una mujer moderna, pero le ha gustado que la viera así. Respecto a él le ha dicho que ha sentido que tenía un estilo un tanto arriesgado.
Antonio no ha dudado en pagar la cena y al escuchar que a su cita se le caía algo, se ha acercado corriendo a recogerlo, pero no lo ha hecho y Valentina se ha quedado flasheada “le he dicho “gracias”, pero no lo ha recogido”. En el momento de la decisión final, ella ha sido muy clara y ha dicho que no quería repetir. A él le ha gustado su forma de ser y sus aspiraciones, pero su físico no estaba dentro de su prototipo de mujer.