Ricardo se ha presentado en ‘First Dates’ como un tipo muy abierto de mente y sexualmente “la vida está para disfrutarla”. Vive desde hace años en Zaragoza, pero nació en Guinea Ecuatorial. Durante muchos años ha estado luchando por los derechos LGTBI porque ser gay en el mundo rural sigue siendo una tarea muy complicada. Está buscando el amor y le gustaría encontrar a uno que sea “sincero, honesto y sobre todo, muy divertido”.
Juan Antonio, su cita, ha decidido ponerse una camiseta con la leyenda “marijevis” porque él es “marica y heavy”. No era el hombre alto que igual Ricardo esperaba, pero tenía cara de muy simpático y el soltero le ha visto atractivo. El soltero es cocinero “estrella michelín” y le suelen gustar los hombre rudos y con mucho pelo para no pasar frío en invierno, por lo que no sabemos si Ricardo le ha gustado del todo.
Los solteros han aprovechado que Juan Antonio le contara que estaba afónico porque se había mojado en una de sus rutas de senderismo, para hablar de sus aficiones. El soltero no tiene mucho tiempo libre por su profesión de cocinero y Ricardo lo ha entendido porque sus anteriores parejas también eran hombres muy ocupados. Los dos han estado de acuerdo en que no les importaba tener una relación a distancia, y Ricardo le ha contado que le encantaba viajar y conocer el arte urbano de las ciudades.
Juan Antonio estaba teniendo algunos problemillas para leer la tarjeta del Rasca del Amor y Ricardo le ha pedido que le dejara probar a él, pero ha visto que tampoco lo veía y no lo ha dudado, se ha quitado la lentilla sin pensárselo. “¡Qué arte!”, ha exclamado su cita impresionado con la facilidad con la que lo había hecho “yo me hubiera puesto el ojo cómo un tomate”.
Superado el momento ojo, se han enfrentado a cuál sería su fantasía sexual y Ricardo le ha dibujado un cuarto preparado, con luces, herramientas sexuales, lencería… Algo que a Juan Antonio no le ha excitado, a él no le gusta la lencería femenina “me gustan los calzoncillos blancos, me ponen burraco”.
Respecto al lugar más raro en el que les gustaría tener sexo, Juan Antonio le ha dicho el monte o sobre la lavadora, pero también le ha confesado que era un hombre muy tímido. Ricardo ha sentido que él tenía mucha más imaginación en el tema sexual y le ha dicho que le ponía mucho hacerlo en la cocina y jugar con las herramientas, y alimentos. Su cita no lo ha visto como un sitio raro porque él está harto de estar en la cocina “yo lo veo como mi lugar de trabajo en el que paso encabronado ocho horas todos los días”.
Sin previo aviso, Ricardo ha levantado la mano y ha pedido ir al servicio “me hago pis y me cago todo el rato”, no sé muy bien por qué me pasa. Cuando ha regresado del baño, Juan Antonio se ha mostrado interesado en tener su teléfono y volver a saber el uno del otro, no veía motivo para no continuar conociéndose. Sin embargo, Ricardo se ha mostrado cortante, le ha dicho que estaba en un momento de su vida muy selectivo y que su anterior pareja le había dejado el listón muy alto.
La verdad era que Juan Antonio le había gustado solo físicamente y nada más. En el momento de la decisión final, le ha explicado que él se sentía mucho más abierto e imaginativo en el tema sexual y que a él le notaba muy tradicional.