Luisa siente que la rechazan todos los hombres y ha llegado a pensar que olía mal, pero ella se ducha todos los días. Es médico y busca a un chico que sepa idiomas y que quiera recorrer el mundo con ella. Físicamente, prefiere que sean más altos.
Med, su cita, todavía no ha encontrado a una mujer que le diga que es feo, pero sí le dicen que es chulo y de todo menos bonito. Eso sí, ya no hace ningún caso y espera hasta que la gente le conoce y “se comen sus propias palabras”. Se define como un tipo exclusivo y asegura que al entrar “no he visto nada exclusivo”.
Luisa ha querido comenzar a conocerle y ha descubierto que viven cerquita, pero él a ella tampoco le ha gustado “no es mi tipo de chico”. La cita no ha comenzado bien y poco a poco, la tensión se ha ido apoderando de la situación.
En el momento de pedir la cena, Med le ha dicho a Elsa Anka que él ya había pedido su propia comida y que no iba a tomar postre porque solo comía fruta. Él lleva mucho tiempo cuidándose y sabe lo que puede o no puede comer para mantener su cuerpo.
Luisa ha querido saber si iba al gimnasio y se ha interesado por la fase de nutrición en la que se podía encontrar, pero lo que podía haber sido una conversación relajada y divertida, se ha convertido en un examen lleno de conceptos técnicos en el que la doctora ha sentido que era peor que un examen de la carrera. Ella es una chica muy alegre, pero tiene claro que tonta no es y que esa situación no le estaba gustando nada.
La soltera tenía claro que su cita no iba a ningún sitio, pero ha querido ser agradable y le ha preguntado a Med que si le gustaba el pescado y los alimentos de mar. Él le ha dicho que sí, pero que tenía que tener cuidado porque pescado podía tomar todos los días, pero marisco no. Incluso, se ha venido muy arriba y le ha cuestionado su carrera de medicina y le ha preguntado qué de cuánta agua estaba compuesto el cuerpo humano.
Luisa ha flipado, pero ha salido muy bien del apuro y le ha dicho que dependía de cada cuerpo. La soltera ha tenido la sensación de que está muy bien tener la autoestima alta, pero que su cita esta rozando ser “un engreído”.
Manteniendo su posición de superioridad, Med le ha dicho que su nombre era árabe y que había nacido “en mi país”. Luisa ha queridos saber por qué no le había dicho que era de Marruecos y él le ha dicho que no era un loro y que solo hablaba si le preguntaban. También le ha dicho que hablaba 7 idiomas de forma fluida y al saber que su cita hablaba inglés y alemán, también le ha puesto a prueba.
Med le ha dicho a Luisa que comía muy despacho y que si consideraba que tenía algo más que contar. Ella le ha dicho que muchas cosas, pero no estaba dispuesta a decírselas porque estaba teniendo “la peor cita de mi vida”. Él no ha dudado en pedir la cuenta y decirle a Elsa Anka que tenía prisa. Los dos querían salir corriendo de allí.
En el momento de la decisión final, Luisa ha explicado que no quería tener ninguna cita más con Med porque no había congeniado y él le ha saltado un “como mucho le podría brindar mi amistad”, pero ella le ha dejado claro que no quería ni eso.