Para Binn el género a día de hoy no es importante y cree que deberíamos encontrar otra forma para definirnos. Le ha contado a Carlos Sobera que eligió su nombre por un pueblito anglosajón y se identifica con todos los pronombres, pero prefiere el masculino. No sabe si busca una relación poliamorosa, disfruta del sexo, pero no cree que sea algo fundamental.
Busca a alguien nuevo que comparta al menos una neurona y que tenga sus mismas aficiones. Le da igual el género porque él no tiene género y cree que su humor conecta con el dadaísmo, una definición que ha dejado loquísimo a Carlos Sobera.
Pilar, su cita, se siente cómoda con su género, pero no cree que deba encasillarse y prefiere quedarse con la ambigüedad de género. Quiere poder vivir y ser aceptada tal y cómo es, y no tener que llegar a ningún sitio presentándose ni explicando que pronombres quiere o no quiere utilizar.
Al ver a Binn ha sentido que le molaba su outfit “lleva camisas de abuelo de Benidorm cómo yo”, y han comenzado la cita hablando de sus lugares de residencias y de sus estudios y profesiones.
Ya en la mesa, Binn ha querido saber cómo había sido la vida sentimental de Pilar y ella le ha dicho que había estado en una relación durante tres años, pero que había sido una mala experiencia porque su pareja no quería salir del armario y había tenido que ocultar su identidad todo ese tiempo. Ahora quiere vivir sin tener que encasillarse en ningún género ni utilizar un pronombre u otro, quiere ser quién es.
Binn ha querido saber qué redes sociales tenía su cita y Pilar le ha confesado que además de Twitter e Instagram, perdía un montón de horas de su vida viendo vídeos en TikTok. Las dos han descubierto que les gustan las mismas cosas, que les flipa la Nintendo, Pokemon y el Zelda, pero que igual en el tema musical, Pilar es un poquito más popera y viniendo de La Oreja de Van Gogh le ha resultado más fácil meterse en el mundo del K-Pop.
Respecto al humor que tenía Pilar, le ha explicado que sentía que tenía el humor de “un señor de 60 años” y han vuelto a hacer match. Los dos se han dado cuenta de que hablaban el mismo idioma, de que se podían sentir muy cómodos juntos y han terminado la cita hablando de sus locuras mentales, piernas y medias neuronas y deseando echarse juntas una partida al Animal Crossing.