No es habitual que alguien te toque los pies en una primera cita y si esa cita es en la tele mucho menos, pero Gloria ha tenido suerte y tras la cena le han dado un masajito.
Mario, Marius para los amigos, es un tipo que está harto de aprender y que lo que busca es “desaprender de la vida”. Tiene muchos hobbies entre los que se encuentra el dibujo y la escultura, pero ha sorprendido a Sobera al contarle que tiene su propio bosque. Un día decidió perderse en un bosque y tiene su propia cabaña y animales.
Busca a una mujer un poco hippie que quiera perderse con él en el bosque, pero sobre todo, a una mujer culta con la que pueda tratar todo tipo de temas. Gloria, su cita, ha sido una joven muy moderna y adelantada a su tiempo, y que está buscando a su propio don Quijote “que vea gigantes en los molinos, que sea un poco loco, pero dentro de una cordura”.
Al verla, Marius ha sentido que era “una buena chica”, pero ella se ha quedado fría porque ni le apasiona el bosque ni ha visto al hombre alto y corpulento que había imaginado. Por lo menos, no viven muy lejos.
Marius le ha contado a Gloria que está deseando jubilarse porque encontrarse así mismo. A ella le ha parecido que iba un poco tarde, pero él cree que antes no ha tenido tiempo para meditar y descubrir ni lo bueno ni lo malo que lleva dentro. También le ha contado que tiene un bosque, más de veinte gallinas y dos terneritos, y que ha hecho un poco de todo en su vida, hasta dar masajes de reflexología podal.
Al querer saber cuál era el prototipo de mujer de su cita, Gloria se ha ganado una buena dosis de piropos y ha descubierto en qué consiste la hidroponía con agua. El sueño de Marius es plantar hidrolechugas en su bosque, unas lechugas maravillosas que no tienen ni plagas ni nada. Gloria ha tenido la sensación de que su cita solo pensaba en trabajar, pero eso para él es un hobbie.
En el reservado, Marius le ha demostrado a Gloria su capacidad para tocar puntos y más que el masaje de pies relajante que ella esperaba, lo que le ha hecho ha sido daño. Ella no sabía que la reflexología podal dolía y te movía todas las energías.