Luis, de ‘First Dates’, soñó que encontraba a un maestro y se hacía campeón: “Mi sueño se cumplió”
Dulce acaba con las ilusiones de Luis de golpe: “No todos los sueños se hacen realidad”
Luis le aclara a su cita que él no es un vendehúmos: “Yo visualizo y cumplo mis sueños”
Luis y el baile: “Es una asignatura pendiente, la coordinación y flexibilidad las tengo”
Luis se ha presentado como un hombre que ha conseguido lo que sueña el resto de los mortales, pero “desde la humildad”. Para demostrárselo a Carlos Sobera le ha mostrado su medalla de mejor luchador de karate del mundo, algo que le recuerda que todo es posible y que lo que te propones, lo consigues “soy el eterno perseverante”.
Tiene claro que no se sabe donde va a estar el amor de tu vida y está buscando a una mujer que sea buena, con la que compartir una misión de futuro y unos valores en común. Dulce, su cita, se define como una persona cariñosa y afectiva, que busca a una persona honesta y que comparta sus valores en la vida.
Al escucharla, Matías se ha quedado sin palabras y Sobera ha sentido que estaba a punto de presentarle al hombre de su vida porque era perfecta para Luis y viceversa. Al verla, Luis también ha sentido que era tan dulce como su hombre y se le ha dibujado una enorme sonrisa en la cara.
Luis ha comenzado la cena diciéndole a Dulce que le gustaban sus ojos y que él había soñado con unos ojos, que podían ser los suyos y ser ella la mujer de su vida. Una declaración demasiado directa ante la que su cita ha cambiado de tema de forma radical para no salir corriendo. Dulce se ha interesado por el tema de la escritura y Luis le ha contado que es coache y que ha estudiado psicología. Un tema que a ella le interesa mucho porque también es psicóloga.
Según iban sacando temas de conversación, Luis se iba sorprendiendo cada vez más porque tenían muchísimas cosas en común. A Dulce le encanta viajar y él soñó que encontraba a un maestro y se convertía en campeón del mundo de karate, un sueño que con 25 quiso que se hiciera realidad “me fui a Japón con una mano delante y otra detrás, y el sueño se cumplió”. Además, le ha contado que ha recorrido unos 50 países y que le encanta descubrir culturas nuevas.
El soltero ha querido saber cuáles eran los valores de Dulce y ella le ha dicho que no tenía unos valores comodines, que tenía muchos, pero que dependía de las situaciones y los momentos de la vida. Él ha sentido que iba a tener los mismos que él y se ha dado por respondido. Ha comenzado a sonar la música y Alfonso ha reconocido que el baile era “una asignatura pendiente” porque la coordinación de movimientos la tenía.
Antes de acabar la música, Luis ha querido decirle a su cita que la medalla de oro que le había dejado en la barra significa que los sueños se cumplen, pero ella le ha dejado claro que no todos y que eso de que si visualizas una cosa se cumple, es fruto de unos cuantos vendedores de humo del siglo XXI.
Luis se ha quedado rayado porque él no es ningún vendehúmos y no ha dudado en decirle a Dulce que había aprendido muchas “tecnologías en Japón” y que era un experto en visualización y cumplir sueños.
En el momento de la decisión final, Luis ha explicado que habían congeniado a nivel espiritual y mental, pero que físicamente no habían sentido lo que esperaban, y ella le ha dado la razón.