Fran es un tipo simpático, extrovertido y amante del cachondeo y la rumbita. Ha estado 26 años casado y tiene dos hijos “las cosas más bonitas del mundo”. Nunca ha tenido problemas para ligar y cree que con su cacahuete “le supero a Julio Iglesias”. Es complicado, pero él busca el amor, pero que tengan relaciones sexuales “sino al que tengo aquí le va a salir la dentadura”.
Carmen, su cita, es una mujer muy alegre y con mucha alegría, pero se ha quedado loca al ver que su cita la recibía cantando una rumbita. Eso sí, ha dicho que le ha gustado el detalle porque nunca le habían cantado. Sin embargo, la conexión ha durado muy poquito porque Fran, “Fran de la Jungla”, para ella, le ha dicho que iba a pilas y que tenía “una pila muy grande”, ella ha sentido que se ha sobrepasado y más cuando le ha dicho que “¿Te mola una persona con este carácter, que quite el sentido?”.
Al saber la edad de su cita, Fran nos ha jurado por la cobertura de su móvil que él creía que él estaba mucho mejor que Carmen e incluso, ha dicho que le sobraban unos kilitos. Ella le ha dicho no era un ligón y que de hecho llevaba tanto tiempo sin tener relaciones que a uno de sus espermatozoides le había salido un diente. Carmen se ha quedado alucinado y le ha dicho “¿Eso es posible?”, no ha entendido que era un chiste y que le estaba gastando una broma. Al darse cuenta, Carmen ha sufrido un ataque de risa y el sonido de su risa no ha dejado indiferente a nadie “parece un gorrinillo”.
Al verla tomarse el mojito, Fran le ha soltado un “qué bien chupas la paja, ¿lo chupas todo igual?” y Carmen se ha molestado, cree que su cita se ha estrellado y que debería ir un poquito más suave. Él le ha dicho que no le seguía el ritmo y que él estaba todo el día de cachondeo y que si le dolía la cabeza se tomaba un paracetamol.
Ella le ha dicho que ella no era “cómo la Veneno” y que se tenía que buscar a una más marchosa. Los solteros se han dado cuenta de que eran dos salsas que no iban bien juntas y ya casi ni les hacían gracia las mismas cosas. Fran ha rechazado tomar el postre en el reservado, pero ella ha insistido y han terminado abriendo las Bolas del Amor.
Ante la pregunta de qué querían que pasara tras la cita, a ella le ha entrado un ataque de risa al pensar que lo mejor era que cada uno se fuera para su casa. En el momento de la decisión final, Fran ha querido saber si su cita se había quedado con las ganas “comerle los morros” y ella le ha dicho que solo comía morro de cerdo y que no se había quedada con ganas de más.
El soltero le ha confesado que no era su tipo de mujer y a Carmen le ha sentado mal porque la había piropeado durante la cena. Él se ha definido como un caballero y ella ha soltado un “tiene de caballero lo que yo de monja”.