Javier, un gestor de mercancías valenciano, asegura haber quemado al máximo la famosa Ruta del Bakalao y ahora busca experiencias más tranquilas. En el restaurante del amor se ha dado cita con Sonia, una mujer que adora bailar y salir de fiesta.
Ha sido empezar a hablar y, desde los primeros minutos, se han dado cuenta de que no tenían muchas cosas en común. A él le gusta el senderismo y montar a caballo, entiende de cine, le gusta el arte y un plan ideal para él es ir a exposiciones.
Algo muy distinto a lo que le gusta a Sonia, que afirma estar interesada por “otro tipo de cultura”: “A mí el arte y todo eso…”. Sin duda alguna, eran polos opuestos. Pero la diferencia entre ellos se ha hecho más notable según avanzaba la cita.
Ha sido salir a relucir el tema de la música y ambos se han dado cuenta de que son completamente distintos. Él adora la música de los 80 y siente devoción por Kylie Minogue, mientras que Sonia ni siquiera conoce a la artista: “No lo conozco, no sé quién es”.
Un lapsus que ha dejado sin palabras a su acompañante, quien también ha tenido un problema a la hora de reconocer al artista favorito de la auxiliar de farmacia. “No conozco a Manuel Carrasco”, decía él, a lo que ella respondía: “Si no lo conoce, que es mi fan…”.
Con todas esas diferencias, estaba claro que la cosa no iba a llegar a mucho y, por ello, ambos han preferido no seguir conociéndose y ni siquiera se han dado la oportunidad de tener una segunda cita.