Manoli es una mujer llena de vida que siente que le queda mucho por dar y se ha encontrado con un señor que necesita mucho cariño, pero que tiene ya edad para seguirla el ritmo. Menos mal, que él tampoco ha sentido un flechazo al verla.
Manoli se ha puesto guapísima para venir a ‘First Dates’ y es que tiene claro que a sus 79 años todavía “tengo mucho que dar”. Lleva 10 meses sola y ha entrado en una depresión muy grande. Su marido se murió y cuando llega a casa y se siente sola, ve las fotografías y le entran ganas de llorar. Le gustan los hombres románticos, pero que sean activos “el sexo es muy importante, pero cuando se pueda. Quita muchas penas y da alegrías de sentirse uno bien”.
Antonio, su cita, es un hombre que cree en el amor e intenta aparentar una edad que no es la suya porque él no cumple años. Como buen caballero le ha entregado una rosa a Manoli nada más conocerla. Algo que a ella le ha gustado mucho porque le gustan mucho los detalles. Antonio viene de Córdoba y Manoli es de Jaén.
Mientras degustaban de la cena, Antonio y Manoli se han contado cómo habían sido sus vidas sentimentales. Antonio asegura haberse sentido solo en su matrimonio “mis cuatro hijos es lo único que me dio”, luego ha tenido otra pareja, pero no salió muy bien. Manoli perdió a su primer marido y después ha tenido una relación de 30 años con otro hombre que también se ha marchado. Es algo que todavía tiene muy reciente, pero ella quiere disfrutar de la vida.
Lo que la soltera ha sentido es que Antonio está muy aburrido y muy falto de cariño. Manoli le ha contado que ella había viajado mucho y él le ha dicho que no creía que más que él porque había sido maquinista de tren, pero ella ha recorrido casi toda Europa. Respecto al baile, Antonio se acuerda de cuándo fue la última vez que fue porque en Córdoba solo hay un sitio para mayores y a él no le gusta ir solo “tienes que ir mendigando”.
Le ha reconocido que es un hombre activo, pero que la edad no perdona y que tampoco estaba para muchos trotes, algo que a Manoli no le ha gustado porque ella es “una polvorilla” y siente que Antonio necesita que le saquen y le lleven, pero sin excesos.
Manoli y Antonio han aceptado tomar el postre en la terraza y en el momento en el que ha sonado la música, ella ha querido bailar. Antonio le ha seguido el ritmo, pero con un compás distinto. Ella ha tenido la sensación de que su cita no movía casi ni los pies y que no era la pareja de baile que estaba buscando. Él ha sentido que lo estaba dando todo, pero es que él bailar no baila.
En el momento de la decisión final, Manoli le ha dicho a Antonio que le veía muy falto de cariño y él el ha dado toda la razón “Cariño no tengo ninguno”. Manoli le ha ofrecido su amistad, pero le ha dicho que como pareja no quería repetir. Antonio la ha aceptado con mucho gusto porque él tampoco había sentido que ella fuera la mujer con la que quería pasar el resto de sus días.