Daniel es consciente de que es muy exigente, pero tiene muy claro lo que está buscando y no le ha servido que su cita fuera una mujer divertida, extrovertida, con mariposas en el estómago y que le haya robado algún que otro beso, él quiere seguir esperando a su tren.
Daniel se define como un tipo agradable, un poco tímido para las relaciones y según sus amigas “un pone pegas”. Ha estado casado, tiene un hijo de 12 años y hace cuatro que no tiene pareja, no sabe si está buscando un imposible, pero está muy cómodo soltero y está buscando a alguien que se lo mejore. Le da igual que sea rubia o morena, pero sí le gustaría que fuera una persona delgada, que se cuide y muy sonriente.
Eva se define como una persona “ambiciosa, emprendedora, imparable, muy torbellino”. Le gustan los chicos centrados que le sienten un poquito. Al conocer a Daniel se ha sorprendido porque conocía su pueblo y se ha alegrado al escuchar que también tenía un hijo porque ella había pedido a una persona que le gustaran lo niños “un chico sin hijos no te entiende”.
A Daniel no le gustan las citas tipo test, pero al ver que su cita no terminaba de arrancar ha comenzado con las preguntas típicas. Eva le ha contado que vive con sus padres porque son adorables, pero que está deseando encontrar una estabilidad. Al saber que él vivía solo, ella le ha preguntado que sí sabía cocinar porque ella tiene unas rutinas alimenticias un poco raras.
Le ha contado que le gusta desayunar fuerte y él se la imaginado tomando unas tortitas con nata, pero ella es más de “comerme un filete, no con patatas, pero sí en bocadillo”. Suele desayunar mucho, come un picoteo y ya no cena nada de nada “normal que desayune así, si no cena se tiene que levantar canina”.
Respecto a lo que estaban buscando, Eva le ha contado que no encontraba nada que le cuadrara y que lo que buscaba era una estabilidad. Él le ha contado que era incapaz de entrar a una chica en una discoteca porque le daba muchísima vergüenza y Eva le ha confesado que ella no tenía vergüienza ninguna. Los dos buscan los mismo y ella cree que ya lo ha encontrado “yo tengo mariposas en la tripa”, algo que él puede que también haya comenzado a sentir.
En la intimidad de la terraza, los solteros se han preguntado por su edad y se han atrevido con las Bolas del Amor. A Daniel le ha tocado que le dieran un beso con mordisco y ella se lo ha dado sin previo aviso y mucho mejor, porque Daniel ha contado que físicamente Eva no le había gustado y podía haber reaccionado de una forma un poco fea.
Ella también ha elegido su bola y se la ha guardado como si no le hubiera gustado lo que había visto, pero cuando él no se lo esperaba se ha lanzado a darle el beso sorpresa que le había tocado. Daniel se ha quedado paralizado y es que él no había sentido las mariposas que su cita tenía en el estómago y no quería repetir “sé que soy muy exigente, pero quiero seguir esperando mi tren”.