Al verla sentada en la barra, David se ha quedado prendado de su belleza y según pasaban los minutos se iban enamorando de Rosa. El soltero estaba flotando en una nube, viviendo su propia película, tan fascinado que se ha olvidado de que con un pantalón de pinzas uno no se puede abrir de piernas así como así.

Rosa es una persona muy activa a la que le gusta mucho el deporte y estar activa, pero también le gusta la quietud “me gusta leer, medito, soy budista”. Ha tenido una vida sentimental bastante azarosa, pero sigue creyendo en el amor y buscando su príncipe azul. Al escucharla, Carlos Sobera le ha dado la razón y le ha reconocido que el príncipe azul existe “mírale, por lo menos va de azul”, ha asegurado señalando a Matías.

Su afición es la misma que su profesión y lleva siendo bailaora desde los 15 años. David, su cita, se ha presentado como un chico sociable, al que le gusta divertir, estar en sitios nuevos, aprender. Al ver a Rosa se ha quedado prendado de ella y no ha dudado en soltarle un “guapísima, estás estupenda”. Ella también se ha llevado una buena impresión “es un chico guapo, elegante y tiene cuerpo, se le ve deportista”.

Mientras cenaban, David le ha contado a Rosa que es ingeniero informático, pero que tenía un pasado “oscuro” porque hasta 2003 fue bailarín. Ella no ha visto nada de oscuro en su pasado, se alegrado de que fuera bailarín, le ha dicho que necesitaba un informático en su vida y sobre todo, le ha dejado mudo al contarle que es bailaora de flamenco y viaja por todo el mundo. David ha sentido que estaban en la misma onda y que estaban hechos el uno para el otro.

Según iban pasando los minutos, David se iba enamorando más y más. Ha querido saber cómo sería la vida en pareja con Rosa y ella le ha explicado que le encanta hacer cosas, caminar, ir a la montaña, a una exposición, la teatro, pero que también necesitaba momentos para ella de soledad. Lo mismo que le pasa a él porque le apasiona pintar, escribir poesía.

Le ha contado que también le gusta la filosofía oriental y al saber que Rosa era budista, se ha quedado perplejo, tenía delante de él a la mujer perfecta “guapa, inteligente, con saber estar…”.

La música ha comenzado a sonar en el salón y David ha sentido que estaba dentro de una película maravillosa en la que le podía mostrar a Rosa quién era él realmente. Lo ha dado todo al ritmo de la música, quería que le conociera bailando y lo ha dado todo, pero todo todo. No ha dudado en lanzarse a abrirse de piernas en mitad de la pista, pero su pantalón no estaba preparado para tanto.

David ha conseguido dejar a todo el mundo impresionado con su flexibilidad, pero no ha pensado que su pantalón no era el adecuado y ha visto como estallaba dejando todos sus encantos al descubierto. El soltero se ha ruborizado, pero ha seguido dándolo todo y ha vuelto a repetir su momento Jean-Claude Van Damme.

Rosa se lo ha tomado con humor y ha sentido que estaba demasiado nervioso para ser él mismo. Y no es de extrañar, David sentía que acababa de conocer a la mujer de su vida y así le ha pedido que le dejara demostrárselo. Rosa también estaba muy sorprendida con él y aunque se ha hecho un poquito de rogar, le ha dado un “sí” por respuesta.