Rosario ha encontrado al hombre perfecto en ‘First Dates’. Su olor, su físico, su espiritualidad… José tenía todo lo que estaba buscando y se ha ofrecido hasta para cuidar de su madre, pero él no ha sentido la chispa del amor ni cuando no podía mirar otra cosa que no fueran sus pechos.
Rosario se define como una persona muy alegre y feliz de ayudar a todo el mundo. En el amor le ha ido fatal porque no ha encontrado a nadie afín a ella. Al entrar en ‘First Dates’, Carlos Sobera ha agarrado del brazo y han caminado juntos hasta la barra del amor. Al saber que buscaba a un hombre cómo él, el presentador ha tenido claro que buscaba a “un hombre maduro, atractivo, que aún le quede un poquito de pelo, con mirada interesante, que tenga cierta cultura, un poquito picarón, pero sin exagerar… voy a buscarlo”.
José su cita, asegura que en los años 70 se sentía “un Tony Manero”. A los 17 años ligaba un montón, pero ahora se siente fuera de juego. Al verle, Rosario ha tenido claro que estaba buenísimo y se le ha dibujado una gran sonrisa en la cara.
Ya en la mesa, Rosario se ha mostrado muy nerviosa porque estaba muy ilusionada. Le ha contado a José que le encantaban los deportes de riesgo y sobre todo, el barranquismo. José ha sentido que igual eso era mucho para él y le ha contado que él tiene su vía de escape en el aquagym porque está cuidando a su madre de 93 años y no tiene mucho tiempo libre.
A Rosario le ha parecido fantástico que cuidara de su madre y ella le ha dicho que la cuidaría fenomenal porque se dedica al mundo de la dependencia. Respecto a la muerte, él le ha dicho que no tenía ningún tipo de miedo porque él creía que éramos un alma encerrada en un cuerpo y nos espera una vida mejor. Rosario le ha dicho que ella también era muy espiritual y que sentía que había vivido otras vidas “me hubiera gustado ser Santa Teresa de Calcuta”.
Sin embargo, cuando le ha dicho que le gustaba el tema budista que llevaba a quitar todas las lombrices de un campo antes de sembrarlo, José le ha dicho que eso no tenía ningún sentido para él. No podía ser que nuestra alma abandonara nuestro cuerpo para alcanzar un nivel superior y luego retrocediera hasta ser un gusano.
Rosario ha aprovechado que sonaba la música en el reservado para sacar a bailar a José y ha alucinado al sentir su aroma de cerca. A él no le gusta bailar y ha hecho lo que ha podido, pero su vista estaba en un punto fijo. Al mirar hacia abajo solo podía ver el escote de su cita “lo único que veía eran las dos tetas así”, él no se ha puesto nervioso “yo controlo”, pero Rosario si ha sentido que tenía la mirada clavada en su escote y se ha puesto más nerviosa todavía.
Ella ha llevado a la decisión final encantada de la vida, pero él no ha tenido más remedio que serle sincero y decirle que como pareja suya no la veía “no me gusta ni el barranquismo ni la bachata”. Eso sí, ser amigos siempre es una opción.