Armando ha venido a ‘First Dates’ en busca de una mujer elegante y culta que le acompañara el resto de su vida y se ha encontrado con María Pilar, la mujer que siempre había soñado y con la que ha terminado bailando un pasodoble y planeando un viaje a un parador.
Armando se ha presentado como un hombre sibarita al que le gusta comer, beber y vestir bien. Su vida sentimental la define como “un desastre” y ha estado casado dos veces. Le ha explicado a Carlos Sobera que busca a una persona elegante, con clase y culta, datos suficientes para que el presentador supiera que era el retrato robot de la mujer que estaba a punto de cruzar la puerta de ‘First Dates’.
“¡Madre mía!”, ha exclamado Armando al ver a María Pilar entrar en el restaurante. Una mujer muy sociable, atractiva y a la que le gusta mucho compartir y disfrutar de la vida. Armando a ella también le ha agradado y rápidamente se han puesto a hablar de sus lugares de orígenes y su afición por ir a la playa.
A primera vista, los dos eran lo que el otro estaba buscando, pero había que comenzar a conocerse y ha sido María Pilar la que ha comenzado la conversación. Le ha contado que se ha dedicado toda la vida al mundo de la enseñanza y que cuando se jubiló se compró un pisito con vistas en el Campello y que allí es feliz mirando al mar, pero que también pasa temporadas en Albacete. Armando ha sido toda la vida comercial y ha viajado mucho por trabajo y por placer porque ha tenido una autocaravana.
A María Pilar le ha parecido curioso porque ella nunca había viajado así, pero él le ha dicho que con los años se ha hecho más cómodo y que ahora le gusta más ir a un buen hotel o un parador, un terreno que ella tiene muy controlado.
Hace cuatro años que María Pilar no tiene pareja y está buscando un amor con el que compartir la vida, convivir y tener un amor romántico, pero reconoce que es una mujer difícil. Armando parece buscar lo mismo y tener lo que ella busca en el amor.
En la intimidad del reservado, María Pilar y Armando se han mirado a los ojos, se han dado cuenta de que se gustaban y no han dudado en ponerse en pie para bailar un pasodoble de la Más Grande. A ella le ha parecido divertidísimo y no ha dudado en darle un “Sí” al soltero eso sí, después de darle un buen susto “me lo tengo que pensar”.
Armando no daba crédito, pero al verla reírse ha respirado tranquilo y ha asegurado que también quería repetir la experiencia porque era una mujer “encantadora”.