Se pincha la insulina durante su cena en ‘First Dates’: “La gente que es diabética no tiene que esconderse”

  • La cita de María y Michel comienza con un debate sobre vinos: “No te recomiendo el blanco”

  • María ruboriza a su cita: “Súbete la camiseta y enséñame la tableta”

  • Michel se cree que su cita tiene 10 años más que él: “De cuerpo no, pero de cara parece mayor”

La cita de María y Michel ha comenzado con un ataque de risa y un intenso debate sobre vinos, ha continuado con una reivindicación sanitaria y ha terminado con un hombre luciendo cuerpazo. Todo podría haber sido perfecto, pero la sinceridad y la forma tan directa de hablar de María no le han robado el corazón al de Bilbao.

María se considera una mujer especial porque a sus 51 años viste muy moderna y le gusta disfrutar y pasárselo bien. Tiene la sensación que a ciertos hombres les impone y que por eso no avanza en sus relaciones. Busca a un hombre normal que no tenga vicios raros, que no sean controladores. Sobre todo, quiere a un hombre con cabeza y si es un poco armario, mejor pero no es fácil encontrarlos.

Estaba muy nerviosa y le ha propuesto a Sobera una estrategia para calmar sus nervios “tú vete a buscarlo, yo me pongo así, lo miro a él (a Matías) y así no me pongo nerviosa). Michel, su cita, es un hombre de Bilbao que a simple vista parecía contar con todos los requisitos que ella pedía, pero la cosa no ha empezado bien.

Cata de vinos en 'First Dates': "No te recomiendo el blanco"

Michel le ha pedido a Matías un café con hielo y a María le ha dado la risa “por la noche no se toma café con hielo”. A él no le ha parecido bien que se riera porque no sabía ni cómo ni por qué lo pedía, pero se ha callado y ha pedido un vino blanco como estaba tomando ella, encontrándose con un “no te lo recomiendo”. Michel ha flipado y Matías le ha explicado que a María le había parecido muy seco el verdejo que le había servido “yo soy de la Coruña”.

La comensal está acostumbrada al vino albariño y el verdejo no le ha gustado demasiado sin embargo, Michel no ha hecho caso de su consejo y se lo ha tomado como si tal cosa. Carlos Sobera ha interrumpido su debate de vinos y les ha llevado a la mesa.

María se pincha durante la cena: “La gente que es diabética no tiene que esconderse”

Antes de comenzar a cenar, María ha cogido su medicación y le ha advertido a Michel que ella se iba a poner su insulina en la mesa  “La gente que es diabética no tiene que esconderse”. Él le ha dicho que era sanitario para que se sintiera más tranquila, pero por detrás ha dejado claro que no le había gustado nada “Me ha parecido un poco fuerte, no es el lugar”.

Michel le ha contado dónde trabaja y dónde vive, y a ella le ha sonado a chino, son poquitos los lugares que conoce del País Vasco. El soltero también le ha contado que le gusta hacer deporte pero que solo para sentirse bien, no para presumir. Ella le ha dicho que tenía muy buen cuerpo y ha querido saber si también tenía tableta. Al escuchar que sí, le ha pedido que se la enseñara y él se ha puesto de todos los colores “no, por favor, me da vergüenza”. Le ha explicado que es muy pudoroso y que él jamás le pediría a una mujer algo así.

Michel se cree que su cita tiene 10 años más que él: “¿Cómo voy a tener 60?”

Al saber que Michel no tenía problemas para conocer gente, María ha querido saber por qué había venido al restaurante del amor y él le ha dicho que era un Aries muy Aries. Le ha preguntado su edad y él le ha dicho que acaba de cumplir 50. “Yo tengo 60”, ha asegurado ella sin que a él le impresionaría “Estás muy bien”. María no podía creer que su cita pensara que tenía 60 años y él le ha dicho que sabía que era broma, pero se lo había creído “en el cuerpo no, pero en la cara sí parece más mayor”.

María hace ponerse a su cita de pie: “¿Cuánto dices que pesas?”

María y Michel han hablado de sexo y ambos han tenido la misma opinión sobre la asiduidad con la que les gusta practicarlo y la importancia que dan a los pequeños detalles. Michel asegura que las chicas con las que ha estado se hacen una idea de él que no corresponde con la realidad “me pasa con todo, hasta con el peso”. “¿Cuánto pesas?”, ha querido saber su cita y al escucharle decir “115 kilos”, le ha pedido que se pusiera en pie “no te he visto yo bien, entonces”.

María ha tenido claro que él físico de Michel era lo que estaba buscando y que su personalidad también podía compaginar bien con ella, pero no ha podido contenerse y ha soltado un “¡Jesús!”, cuando el soltero le ha dicho que no había sentido lo suficiente para que fuera la mujer con la que quería pasar toda la vida.